Presentación

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miércoles, 14 de octubre de 2015

En busca de no ser serio

Advertencia: El tipo que escribió este pequeño relato, basura, ensayo, comentario, opinión o lo que su honorable percepción le de entender (ya que ni el mismo autor puede clarificarlo), es una creación de Dios sin esfuerzo de éste, su educación estuvo en manos de la SEP (Secretaria de Educación Pública), así que ya sabrá usted, bajo su propio criterio si vale la pena leerlo. Debe valorar que lo que a continuación viene lo hará gastar al menos dos minutos (pues no requiere un gran ejercicio de comprensión). Lo que en pocas palabras se quiere decir, es que no exija mucho de éste.
Así que empecemos:
                 Estos últimos días he pensado en que escribir para mi reciente publicación y después de mucho navegar en los caudales de mi cerebro, he llegado a la conclusión de que para qué me exprimo demasiado los sesos, si al fin, quien sabe quién me vaya a leer, pero mi pretensión no es bablasear (no me crean).
                No escribo porque me obliguen hacerlo, ni siquiera se la razón por la que lo hago o quizá es que no haya una sola razón, sino diversas. Pero de algo estoy seguro, que cuando escribo olvido temporalmente el momento en el que estoy viviendo, naufrago por el mundo que hay dentro de mí, ya que hay cosas que quiero decir y no las puedo sacar a colación por la faringe. Entonces llego a la conclusión, de lo que no se puede hablar, mejor es escribir, y no es que este parafraseando a Wittgenstein, pues para hacerlo tendría que entenderlo y créanme no estoy ni cerca de hacerlo. El supuesto por lo que digo lo anterior, es porque me vería como un verdadero idiota hablándole a un monitor, así que mejor escribo, o mejor dicho “tecleo”.
                No tengo ningún propósito, fin, objetivo, misión, sentido, determinación o lo que su doxa les dé a entender. Ya que no pretendo ser serio, pues creo que la vida se nos acaba intentando ser serios, por lo que sólo se intentará causar una buena sensación, o como se dice: “un buen sabor de boca” (en el buen sentido, por favor). Aparte a veces—hoy es uno de esos a veces— en que me parece que el mundo es perfecto y no se necesita nada más que describirlo, y creo que lo dice claramente y bellamente Voltaire:

“El paraíso terrestre está donde yo estoy”

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