Presentación

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lunes, 23 de noviembre de 2015

Llevar adentro para caminar



Alguna vez oí a un viejo decir que interpretar es exprimir para sacar. Dicho así suena divertido y hasta bonito, sólo falta ver qué consecuencias tiene. Y es que si se tratara sólo de exprimir, pues no tendríamos ningún reparo en lo sacado, y obviamente no tendría ningún sentido hacer tal ejercicio. Exprimir conlleva un deseo de limpieza, de bien –yo nunca he exprimido una jerga sólo para quitarle lo mojada, sino para hacerla mejor, pues sirve más en ese estado. Del mismo modo tratamos de interpretar lo que otros di/ha/cen, buscando no poner de más, ni quitarle nada a lo que ellos han di/he/cho. Afortunadamente no es una labor sencilla, pues de serlo qué sentido tendría leer, chismear, escribir, comer, etc. Pues bien, habría que ver qué se hace en este baile de razón e imaginación.
            Interpretar, desde su raíz misma, nos manda pa’dentro, pero contrario a lo que muchos dirían, no nos manda solos; nos manda con todo lo que hemos tomado de fuera y que será el objeto de nuestro ejercicio. El lío está en que, como nos quedamos encerrados, corremos el riesgo de perder la cordura y terminar por abusar de lo que metimos y pervertirlo, en vez de darle el justo valor. Peor todavía si nunca salimos de la habitación y sólo sacamos las manos por una ventana para asir desde el interior lo que podamos. Así nos pasamos la vida tratando de entender, hasta cierto punto, lo inentendible. Podemos ser muy buenos y siempre tratar de darnos cuenta de este pequeño traspié, sabiendo que lo importante de interpretar no está en encontrar la verdad, sino en encontrar el camino a ésta, o podemos ser de estos últimos que, cegados por la luz de la alcoba no dejan lugar a dudas, aunque digan que sí, al error.
            Encontrar la verdad y encontrar el camino, son dos cosas totalmente distintas desde el bello quehacer de la interpretación, pues en el primero, ya se ha salido nuevamente al mundo con algo mejor de lo que llevó dentro, y en el segundo caso, se entra para buscar el camino, para dar forma a una herramienta más para ir en busca del bien. Con lo anterior no quiero decir que no se desee el bien al interpretar –el bien siempre se desea, diría el filósofo–, simplemente se desea tener algo mejor que nos acerque a éste. Por desgracia, como ya dije anteriormente, no todos encuentran el camino a la verdad, sino el camino a su propia profundidad, ésa que los encierra más.
            En el caso de lo interpretado, de aquello que tomamos para no ir nomás a nuestra vera, podemos convertirlo en una bomba de tiempo que un día nos estallará en la cara o en provisión para un tramo del camino, que luego tendremos que resembrar para que dé más fruto, y podamos seguir. De este modo, al interpretar deci/hace/mos que, tanto lo interpretado como nosotros, tendemos a lo mejor, pues él, que nos ayuda, se vuelve mejor para cumplir esta difícil tarea, y nosotros también al poder cumplirla. Interpretar es una labor comunitaria que nos permite hacer un mundo mejor, no como producto de la técnica, sino como producto de la imaginación, como producto de la verdad.
            Entonces al interpretar hacemos un mundo, en toda la extensión de la palabra, mejor. Obviamente en caso de que lo hagamos con ese afán de bien, y no por mera especulación, vanagloria intelectual, desfachatez sentimental, etc. Interpretar le da al hombre la posibilidad de saber que aunque una jerga está llena de varias cosas antes de exprimirla, ésta puede mejorar, no en utilidad, sino en verdad.
Talio


Maltratando a la musa

Caminar

De un simple movimiento mecánico
a un ardiente despertar del ánimo
se da un gran correlato acérrimo
que le da a esta acción un toque mágico.

Nos lleva por muy diversos caminos,
volviendo a los pies la máxima expresión
de la voluntad viva del corazón
que nos permite ir a nuestro destino.

Nos diferencia de otros animales,
pues ellos no conocen el tropiezo.
Por eso, mis amigos, les confieso

que, a pesar de no ser todos iguales,
uno solo nos habremos de llamar
por el fabuloso don de caminar.

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