Los mundos imaginarios, que hombres extraordinarios nos han
compartido son tan infinitos y fabulosos
que muchas veces nos sumergimos en la idea de poder hacerlos realidad. A lo
largo de los años las historias, leyendas, cuentos, novelas, etc., nos van mostrando a hombres que
nos enseñan lo maravilloso, así como también el gran poder de nuestra
imaginación.
Cada uno de nosotros tenemos ese mundo perfecto; sacado de
una película, de un libro, de una historieta, o incluso de nuestra imaginación
desbordante, en donde podemos ver plasmado, aquello que nuestro ser anhela. El corazón
palpitante que se regocija tras ver, escuchar o leer, la victoria de los valientes, en aquellos mundos que por un momento olvidamos que son
ficticios, puede ser uno de esos instantes que más satisfacción nos brindan y
que dejan una marca más profunda en nuestro pecho.
La magia tan maravillosa y sencilla que contiene la
narrativa, que nos hace olvidar aquel mundo real, que muchas veces se torna
cruel y oscuro, es una de esas pequeñas satisfacciones que tenemos los hombres.
Las escenas que se representaban en las comedias y tragedias, de la antigua
Grecia, se han modificado, han cambiado, pero el ideal continúa, la búsqueda de
imaginar mundos aún más maravillosos sigue presente.
¿Pero de dónde surge el anhelo de imaginar y pensar en mundos
infinitos? Podría ser, que ese deseo se origina, en el ansía de buscar hombres
parecidos, semejantes, con los que podamos sentir cercanía, pero que aún así logren
superar los obstáculos de la vida. En el momento en que se sueña y se piensa en
aquellos mundos maravillosos, se logra contemplar a hombres originales que nos brindan esperanza.
Cuando terminamos de conocer a aquellos personajes, que tras la lectura llegamos a querer; puesto que
son la imagen de eso que anhelamos, el sentimiento que nos dejan, la alegría y
sorpresa que despiertan, es lo que nos hace imaginar y emocionarnos ante la
posibilidad de poder alcanzar los propios sueños. Aquellos personajes diversos,
que van desde aquel hombre soñador que sufre ante la pérdida de su amada, así
como también de esa la niña que se encamina a paso seguro en una gran aventura
por un mundo desconocido, sin ningún
miedo, para lograr salvar a sus padres. Y por supuesto, como olvidar a aquel joven
solitario que tras una catástrofe, su razón lo lleva a transformarse en un
héroe que protege a los habitantes de su ciudad; y de paso al mundo o en
escalas mayores al universo entero. Todos ellos en cierta medida forman parte de nuestros deseos y aspiraciones
más escondidos.
El palpitante corazón de los que soñamos y anhelamos, es una
de las sensaciones más preciosas. El planificar, el pensar y construir
castillos en el aire, es lo que motiva a seguir adelante. Podríamos llegar a
pensar que el mundo de nuestra realidad es muy desconsolador, que la rutina y el
deber son agobiantes, que no hay salida. Pero la sonrisa que aparece en el rostro
tras recordar aquellas escenas de gigantes, magos y héroes, podría ser señales de que no toda
esperanza está perdida. Y que esos personajes, podrían llegar a ser contemplados
por nuestros ojos, y abrazados por
nuestros corazones en esta realidad tan caótica.
Sarasvati
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