Casi siempre la vida la vivimos de manera cíclica, empezamos y tratamos de terminar de la mejor manera cada ciclo que vivimos. Medimos nuestro haber en situaciones que se supone nos hacen ser mejores en cada ámbito de la vida, de manera que procuramos ser buenos en cada campaña que emprendemos para que así al final, al cerrar ese ciclo, podamos continuar con el siguiente satisfechos de nuestro anterior desempeño.Así, vivimos ciclos laborales, escolares, sentimentales y demás, y cada uno va moldeando una parte de nuestro ser.
Hay sin embargo otro tipo de ciclos que encierra a estos más pequeños, vivimos midiendo nuestro tiempo en ciclos anuales, y el que estamos viviendo está próximo a terminarse; es natural entonces voltear la mirada atrás y hacer un exhaustivo análisis de cómo fue nuestro año. Surgen entonces todo tipo de preguntas acerca de lo que hicimos o no durante este tiempo, los proyectos que emprendimos y los fracasos que tuvimos, básicamente hacemos el balance entre lo que nos propusimos y lo que en verdad obtuvimos.
Ahora bien, en mi vida, pocas veces logro concluir de manera satisfactoria los propósitos que hago cada nuevo año, a veces ni siquiera los inicio, pues son proyectos casi siempre triviales (o quizá más bien me hace falta voluntad) y termino viviendo cada día como me va viniendo, más bien dejando que la vida me lleve. Sin embargo, este año fue para mí un año de aprendizaje, no fue en absoluto como pensé que sería, pero sin duda fue bueno, y es que me doy cuenta de que lo que nutre la vida no siempre llega cuando lo queremos, pero casi siempre viene cuando lo necesitamos, la amistad y el amor son elementos indispensables en la vida de un hombre y este año para mí estuvo lleno de eso.
Este ciclo termina dejándome una lección, nada hay más importante que buscar ser feliz y hacer felices a los que amas, por ello, querido lector te hago la siguiente pregunta, ¿Este año fuiste feliz?
No hay comentarios:
Publicar un comentario