Presentación

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lunes, 25 de enero de 2016

Tejiendo vidas

Los días que transcurren. Llevan su propio ritmo. Algunas veces demasiado lentos, otros tan rápidos que no notamos su ir y venir, y los cambios que traen consigo  hasta que nos detenemos,  y nos obligamos a observar lo que nos rodea. Rapidez, tranquilidad, armonía, definiciones que podemos aplicar a los días de nuestra vida… Así como los días llevan su ritmo, también las vivencias que forjamos entre hombres, tienen su propia tonalidad.
En la vida conocemos y nos familiarizamos con muchas personas, algunas de ellas, en un segundo se convierten en personas importantes. Se vuelven especiales. Con otras la unión, se da más lentamente, requiere mayor esfuerzo, pero aún así se logra establecer un vínculo. Un día cualquiera nos percatamos de la existencia de una persona, y ella se vuelve parte de nuestra vida. Puede convertirse en un amigo, un conocido, alguien que admiramos o amamos. El vínculo se ha establecido. Su existencia comienza ser  importante.
El poder mantener los vínculos, cuando la persona ya es importante, parece ser la tarea más difícil. El ir y venir de los días, nos alejan de esas personas importantes. Y en muchas ocasiones cuando nos detenemos para buscar a ese alguien especial, ya es tarde.  Entonces nos preguntamos en qué momento inicio todo y en qué momento el vínculo se rompió sin que se pudiera hacer nada… Y en uno de esos, tranquilos y melancólicos, días, sin más, nos sumergimos en lo profundo de nuestros recuerdos. Nos damos la oportunidad de revivir aquellos vínculos que hemos perdido, y aquellos días que fueron y son importantes, en nuestra vida. Recordamos cómo personas especiales han ido tejiendo nuestra vida, nuestra realidad y el rumbo de nuestros sueños.

Un vínculo es un hilo fino, del que muchas veces nos percatamos, sólo cuando la persona se ha ido.

Sarasvati

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