Borges dice, a
propósito del libro, que éste debe ser una forma de felicidad, que la lectura,
en el mejor de los casos, debe ser una especie de felicidad para los hombres.
Un libro, continúa diciéndonos, no debe revelar las cosas, debe, simplemente,
ayudarnos a descubrirlas. De los libros sagrados, háblese del Corán, de la Biblia, por citar algunos ejemplos, aunque hayan sido revelados,
siempre deben interpretarse. Si esto es verdad, aunque en el fondo creo que sí,
¿obramos con justicia vedando la lectura con los demás? La lectura siempre se
da con alguien más, con otro, de lo contrario, ¿cuál sería el beneficio de leer?,
¿por qué negarle la felicidad al otro? La escritura es un accidente del
lenguaje, somos nosotros quienes hablamos a través de los signos. El diálogo,
por tanto, se merma en cuanto ya no haya nada que decir; fracasa en cuanto se
deja de creer en la verdad; hiere en cuanto una de las partes no ayuda a
descubrirla, abandonando, pues, a su hermano, el hombre.
La nula disponibilidad a dialogar viene a ser una de dos: o creemos
estar en la verdad y poco nos interesa el bien del prójimo, puesto que no
existe prójimo ahí donde me sé diferente y mejor que los demás, o simplemente
no sabemos qué es dialogar. Lo segundo es benéfico que lo primero y, de ser así,
tenemos remedio. Aún se puede dialogar aunque haya quienes no lo propicien. La
felicidad no debe requerir un esfuerzo.
Aurelius
EL ARCA DE LO IMPOSIBLE
Valerie
You’re
the strength I need to fight,
you’re
the reason I still try.
I’m
the moth and you’re the light,
use
this wings so I can fly.
Craig
Mabbitt
A sabiendas de mi
fracasado como poeta —jamás he podido componer cuatro versos como Dios o la
musa lo mandan— encuentro de buen gusto aquellas líneas. Tómense en serio o en
juego, no lo sé. Lo que sí sé es que el alma y la pluma tornan posible el Arca
de lo imposible.
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