Presentación

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martes, 21 de junio de 2016

De viento, neurosis y neblina

I

Era el viento y las puertas aún abiertas en sus ojos;
Era el calor que punza dentro y fuera del abrazo
y que servil se afrenta a la bufa de mis pies descalzos.
Yerto, casi muerto, logro verme sutil frente al enojo;

logró romper mi piel con el susurro de la madrugada:
un leve soplo de verdad afilada; un breve canto de ausencia
una presencia ya familiar en mis caminos; esa incorregible indiferencia
ese breve espacio de tiempo que en si mismo llega a nada.

Pero si de esto he parloteado hasta el cansancio
es un cuento rancio que se aceda en el destino
es un poema necio que nació sin el placer del vino
es un final ya dicho, en esta vida a la que escancio.

II

Pero entre neurosis y neblina, brotas como agua dulce
como una sed redentora que crece entre tus paredes
como ese breve goce que casi nunca nos sucede
a nosotros los que nos marchamos antes de que el cielo nos expulse.


Pero tu sensibilidad me intriga y me hace una partícula en el viento.
Crecí bajo el rescoldo que en mi pecho anida, debilitado
y ni en mis locuras más volubles pude ver lo que tú me haz retratado.
Verte es como estar en otra vida, verte es ya no vivir el padecimiento.

III

Y así es como a esto se reduce: al aire y sus variantes
a como las cosas se dan, se privan, o  se olvidan
a como los malos y brutos pasos también se oxidan
y al incordio bendito de intentar no ser el de antes.

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