Claro
ha sido para todos mis más fieles seguidores y para mis más acérrimos
detractores que me he ausentado de este fabuloso quehacer por tanto tiempo. Ya
he ofrecido disculpas muchas veces (aunque, gracias a Dios, no tantas) por mis
ausencias. Y hoy me siento feliz por poder expresarles de manera más fluida lo
que me ha mantenido pensando estas últimas semanas.
Muchos podrían pensar que en esta entrada veré, con quienes
gusten, si la vida es un sueño de Adán o no, o qué sinonimia existe entre la
Voluntad de Dios y el Libre Albedrío. Sin embargo, no lo haré así por el
momento. Prefiero hablarles del gusto que me da estar vivo. No leerán un
ensayo, ni un relato, ni un tratado, ni nada que se le asemeje a esos fabulosos
trabajos que adornan los libreros. Leerán mi alma o un fragmento de ella. Para
quienes creen que me conocen: no me creerán; quienes lo saben: lo sabrán; y
quienes no tienen ningún prejuicio en mi contra porque no me conocen o porque
no les intereso: no les molestará (a no ser que mi estilo sea definitivamente
una tortura a la razón). Hoy tengo ganas de vivir a través de mi escrito.
¿A quién le gusta vivir en un mundo como este? Está lleno de
corrupción, de fragilidad, de inconformidad, de egoísmo, de egolatría, de
mucha, y poca al mismo tiempo, reflexión, de indiferencia ante nuestra propia
vida; está pasando por un periodo en el que los países sólo pueden instarnos al
llanto con sus derrochadoras políticas: derrochan muerte y destrucción; está
pasando por la lejanía de Dios y la cercanía de los vídeojuegos que permiten a
los hombres matar sin matar; está en un periodo en el que solamente un
genocidio parece ser la solución, el destino y la libertad de veras. Vemos
gente comiendo tacos en cada taquería como si no hubiera otros sufriendo por la
explotación de sus pueblos. Vemos hombres muriendo mientras otros sólo se
pierden en el alcohol. Vemos clérigos devastando la esperanza de un pueblo que
ya ni siquiera sabe que la tiene.
Sin embargo, vivir es tan bueno como un par de tacos
gigantes, de esos de “cómase dos con una Coca,
y no paga”. ¿Por qué es bueno? Porque con cada acción que realizamos, nos
encontramos en posibilidades de hacer el bien. No podemos hacer que el niño de
la calle deje de tener frío. No podemos detener las balas que atraviesan a los
hombres en Medio Oriente. No podemos robar al Vaticano para darle de comer a
los niños anémicos en África. Tampoco podemos dormir a los desahuciados para
apresurar su reunión con Dios. Mucho menos podemos darle, a todos, la verdad
absoluta. Y, al no hacerlo, no pecamos de omisión, solamente conocemos los
alcances de las acciones del hombre, es decir: el hombre puede hacer lo que puede,
y ya. Por lo anterior se podría decir que estamos llamados al mejoramiento de
nuestra persona para poder hacer mucho más por el mundo, y que al no hacerlo
estamos alejándonos del camino del bien. Nos la pasamos deseando tanto nuestra
propia superación que no atendemos al hecho de que en el Bien uno no puede
superarse. Es igual de bueno dar un verdadero beso de amor a nuestra madre que
salvar a trescientos prisioneros de guerra, y esto es porque si se hace con un
sincero deseo del bien nos acercamos más al mismo. Quizá a eso estamos llamados
en la vida: al Bien. Por eso me encanta vivir, porque, por más que el mundo se
esté, como dicen, desmoronando a grandísimos pedazos, las personas pueden ser
siempre buenas y permitir a los otros ser buenos.
Yo no soy bueno, pero ¡cómo me encanta pensar que puedo
serlo! Como Elena Pérez Hoyos: elegí la vida.
Talio
Maltratando a la musa
Luciernagas
Empiezan la vida con
grandes deseos
de brillar para siempre
en un futuro
y pasan la niñez llena de
apuro,
mientras, de los árboles,
se vuelven reos.
Llega el momento de salir
al mundo.
Bendito sea el sol que se
llevó la lluvia.
Bendita la noche que
siempre les guía.
Llega el momento de ir a
lo profundo.
La negra noche les
muestra al ajeno
que sólo es ajeno porque
otros lo creen;
les hace saber que todo
ahí es bueno
porque hace perpetuo (su
forma) su ser.
No mis amigos, no hablo
del humano,
hablo del insecto
lampyridae.
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