Presentación

Presentación

domingo, 28 de agosto de 2016

Naucalpan, veinte pesos, cincuenta centavos, agosto veintiocho dos mil dieciséis



Are you being sinister or is this some form of practical joke?
I'm trying to come to the point.
I refuse to give up my obsession (…)
America, I´m putting my queer shoulder to the wheel
Allen Ginsberg. America.
Si quieres salvar a alguien, lo primero que tienes que hacer, es dejar de querer salvarlos. A los humanos nos encanta hundirnos en nuestras convicciones, creyendo que no hay escapatoria de los entramados que hemos elaborado para justificar nuestros más obstinados tormentos. Si quieres que algo funcione bien, no lo sobre racionalices, disfrútalo. Déjate ir. Afloja la cabeza. Relájate. Que las cosas te sucedan más de lo que tú les sucedes a ellas. La mera permanencia del hombre es una afrenta contra los designios del universo. La única manera en que podemos paliar el atropello que le propinamos al devenir es ser tan felices como nos sea posible. Esa es la afrenta a Dios. Mostrarle que podemos bailar un vals metidos en medio metro de mierda. Si nos derrotamos o ni siquiera lo intentamos, ellos han ganado. Ellos los que mueven las cosas. Dios y los que juegan a imitarlo con dados en la mano. Pero si lo vas a intentar, lo tienes que hacer con plena convicción, lanzándote por el vacío y esperando ser cachado. Y si la gente no se deja ir, vagarán por todos los sitios que pisen. Estando sin estar. El gris de la existencia jamás se irá. Pero no todo es tan terrible. Hay los idiotas que creen que el mundo puede cambiar. No sé qué haría sino fuera uno de estos idiotas. Probablemente me creería la quinta encarnación de Baudelaire y recitaría mis asquerosas poesías con una voz como de locutor de programa de autoayuda; o peor, ya habría firmado algún contrato a largo plazo con alguna compañía especialista en capitalizar el alma. O incluso peor, sino fuera idiota, sería un cínico, un escéptico o una persona normal. Y no entiendo por qué creo, si de momentos que me separaron de forma irreconciliable con la vida está llena mi memoria. Pero por alguna razón, siempre me levanto y eso es muy bello, pero lo terrible es recaer y quizá por eso la gente no tiene esperanza, porque recaer es la fatalidad del volver al cero. Y nadie quiere ser un cero. Nadie quiere recaer, pero lo cierto es que funciona en dos sentidos, que también se puede recaer en algo bueno, incluso superarlo. Y yo recaigo en mis aires heroicos, con mi entusiasmo espartano y los ojos iluminados como por lsd. La vida es tan bella que me da asco. Todo es tan hermoso que parece mentira. Y lo es. Pero asumamos la ilusión. Vivámosla. Las metáforas no siempre son ladinas. Las palabras no siempre están encantadas en un influjo retórico malevolente. Se puede ser feliz. Se puede querer ser feliz. No somos libres, pero somos nosotros. Podemos hacer lo que queramos si dejamos el ritalin y la coca cola. Podemos ser tan miserables como queramos, pero primero intentemos comer el mundo con las manos. Me abrazo al instante. A la confidencia prodigiosa de las tres de la mañana, a la compañía de mis anhelos, al sonido de las teclas horadando el silencio para firmar mi pacto con el mundo. No rendirse. Confiar. Creer, vivir y saborear. No sé vivir, no sé qué hago en este mundo, no sé la naturaleza exacta de mis deseos, pero sé que soy porque los tengo. Siento el fervor de la vida galopando en mi pecho. Soy estas manos, estos labios, estos pensamientos nocturnos, este aliento tan falto de tequila, esta voz sensual tan repentina y detonada por la gripa, soy esas voces que escucho susurrarme en las tuberías de la pared, soy la sombra que siento respirar atrás de mí; soy lo que he permitido que el mundo haga de mí. Genuinamente creo que me puedo salvar del horror de mí mismo. Una sonrisa lo puede todo. Tuya. Mía. Alojada en un paisaje, un verso, un cariñito, una canción, un abrazo, unos ojos o en un escrito sin sentido y vomitado. No hay experiencia sin experimentar. A la mierda con la mierda. A la mierda con mis planes, no quiero acabar aquel cuento ñero que empecé el otro día en una clase. Quiero desmenuzar este ímpetu que me mantiene despierto. Quiero ver ese brillo que justifica toda esta escenografía en la puesta de la existencia. El teatro de la estupidez humana se está desplomando en brasas encendidas, pero la música que suena de fondo me incita a bailar. Creo porque es absurdo. Tertuliano. Tertulio. Eustaquio. Bob. Yo. Carlos. Princess. Reptar. Ese wey. Oye tú. Joe Mero. Estoy aquí. Esto es el ahora. Vive. Vive, carajo. Siente. El miedo y la incertidumbre son lo que sumió al mundo en las tinieblas de la propia razón. Sólo se muere una vez. Hagamos que valga la pena. Aprendamos a morir viviendo. Este no es el final de nada. Este no es un aullido. Esto no fue escrito por un marica iluminado. Este soy yo embebido de be bop en un cuarto frío. Y no, no estoy guarihuano, ni borracho. Hola. ¿Estás ahí? ¿Lo sientes? ¿Me entiendes? Cimbra nuestras mentes. Impulsa la sangre. Hierve los corazones. El erotismo griego y la náusea francesa son dos posibilidades igualmente factibles. Las musas me susurran; el absurdo me da un beso. Quiero ser. Quiero vivir. Quiero querer. Quiero gritar. Reir. Llorar. Carcajear. Quiero que este escrito no sucumba ante el olvido. Quiero sus abrazos y sus besos. Quiero que el mundo se alivie de su empacho de humanos. Quiero que las mariposas aleteen en mi vida. Quiero que Peña se vaya a la mierda. Quiero que la gente se calle más de lo que hable. Quiero que abran los ojos. No quiero abrir los ojos. Quiero que no amanezca pronto. No quiero despertar.  Quiero que el silencio sea considerado bello. Quiero que se me quiten los mocos. Quiero un puto cigarro. Me aterra el olvido ruin y definitivo. Quiero recordar. Quiero que la vida me haga trizas un ratito para poder escribir algo digno de perpetuarse en el tiempo. Asumo que mi vida será corta y que las palabras serán más eternas de lo que yo jamás podré ser. Quiero que esto sea un canto frenético. Quiero que mi estilo sobreviva al final de este escrito. Quiero entender a Kant tanto como quiero no entenderlo. Quiero acabar mi carrera tanto como deseo abandonarla. La incertidumbre me está dando una erección. Abrazo las contradicciones que propician la dialéctica de mi vida. Me siento vivo. Ojalá fuera poeta. Ojalá esto me sirva. Ojalá un día mi pluma flote. Ojalá algún día sea el mejor yo posible. Ojalá lo logres tú también. Ojalá lo pueda ver. Ojalá que algún día le salgan alas a mis ojalás. Ojalá vueles. Ciertamente es extraño, nunca había intentado esto. Me siento bien conmigo mismo. Es una buena noche, mañana será un buen día. Tengo las manos tibias y en el pecho algo me palpita. Cierro los ojos un momento, veo algo y sonrío. De vez en cuando en las noches oscuras brilla una estrella fugaz.   

1 comentario:

  1. Me ha agradado y desagradado de alguna manera que entiendo e ignoro tu escrito. Si pudiera catalogar tu escrito, con la misma claridad con la que propones algunas ideas que también quieres refutar, lo catalogaría como un navegador con doce ventanas abiertas y con treinta más por abrir. Si piensas que quiero decir que tu escrito revela un alma que camina y no sabe a dónde va,¡has encontrado precisamente lo que no quería decir! ¿Entonces qué es lo que quiero decir? Que el objetivo de tu ensayo se va afinando con cada nueva frase y cada nueva palabra; con cada punto y cada signo; con cada cosa que no entiendes y con cada cosa que empiezas a entender; con todas las cosas que algún día agregarás y las que no quisiste agregar directamente en este escrito. Por cierto, de tu texto se pueden desprender muchos más ensayos; quizá los haga yo, si es que el tiempo cibernético no nos devora y tú no te molestas.

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