Presentación

Presentación

lunes, 29 de agosto de 2016

Un retrato para siempre

Alguna vez díjeles, mis buenos amigos, que en la niñez me encantaba el disco Dedicado a Antonio Machado Poeta de Joan Manuel Serrat. En él hay un tema que odiaba con todas mis fuerzas: Retrato. Ustedes habrán de pensar, muy seguramente, que en este humilde textito haré un análisis de dicha canción, o, como antes lo hice, del poema que da pie a la misma. Sin embargo es del retrato mismo de lo que quiero hablar. ¿Tomaré como ejemplo el poema? Sí, pero no me interesan –no porque el poema no lo amerite, sino porque no me siento movido a ello; yo no soy quien para hablar de aquel magnífico poeta– los versos como tales, sino la implicación que tienen para todo hombre. 
            Para quienes no conocen la obra, se trata básicamente de un autorretrato de Antonio Machado. En ella señala sus orígenes, su forma de ver la vida, su forma de vivirla, cómo ambas van totalmente unidas y por último deja claro que la muerte está presente en la vida y que él la acepta. ¿Por qué un hombre haría algo así? ¿Es propio de todo hombre, o sólo de aquél que tiene la ciencia poética grabada en los huesos, retratarse a sí mismo? Creo, por mí y por el mismo Antonio Machado, que es propio de todo hombre retratarse. Ahora, creo por mí que no todo hombre se retrata bien.
            Retratarse bien es un problema que en nuestros tiempos se ha tornado muy difícil gracias a las famosísimas selfies y a la actitud pesimista u optimista que el bendito progreso nos dio sin que se lo pidiéramos –quizá no sabíamos lo que hacíamos y por eso deberíamos pedir perdón. En la selfie encontramos el retrato simple de nosotros mismos, donde aparentamos ser patos o alguna otra bestia. Creemos que a través de ésta conocemos y nos damos a conocer tales cuales somos a los demás. Sin embargo, lo efímero de la misma nos impide ser conocidos hasta por nosotros mismos, no porque el conocimiento sea duradero o no deba ser pasajero, sino porque nosotros mismos volvemos fluido ese retrato, rebajándolo al nivel de una mosca que pasa, y que no se sabe si es la misma que antes pasó o es otra: de ahí tantas selfies. Pareciera, por lo anterior, que el autorretrato tiene como intención conocerse a uno mismo. Puede que no sea esa su intención, y a pesar de ello implica el conocimiento de uno mismo, el conocimiento dizque objetivo claro.
            Conocerse es imperativo para autorretratarse, pues sólo aquel que sabe quién es (en toda la extensión de la expresión) puede hablar de sí sin pena ni gloria, es decir: quien se conoce no tiene vanidades ni vergüenzas, por eso puede hablar de sí de una manera tan llana que los que apreciamos su retrato no le sentimos ni soberbio ni modesto. El ejemplo de lo anterior es el mismo Machado, que en el poema ya mentado, puede decir que es, en el buen sentido de la palabra, bueno; lo dice y no suena mal, no creemos que sea alguien sobrado de sí mismo, ni nada por el estilo; piensa en sí mismo y con ello nos invita a pensar en nosotros mismos. De esta manera el retrato es una forma en la que uno acércase a un conocimiento, objetivo o no, claro. Retratarse implica tener la humildad de reconocerse cómo es y la magnanimidad de darse al mundo a sí, porque se sabe valioso. Lo anterior, considerando siempre que el retrato no es efímero, sino que es para siempre –en caso de que se le conserve; claro se le conserva cuando uno conoce su importancia. El autorretrato es la ciencia del amor al alma. Machado conoce su alma y nos invita a conocer la nuestra: por eso me gusta.
Talio



Maltratando a la musa
        
                   Un retrato
No he sido en la vida, desde mi natalicio,
un tipo pobre, ni mucho menos rico.
Llevaba a cuestas la inocente infancia
entre la pobreza y la física desgracia.
No supe de la miseria en ese entonces,
sino hasta que los grandes hombres,
con su ánimo moderno y reaccionario,
me mostraron con crueldad el diccionario.
Mi memoria, sin embargo, es muy alegre
por los besos de mis padres en la frente.
Siempre difícil actuar en amistad:
el corazón no escoge para donde voltear;
el mío hacia la mar volteaba siempre,
olvidando el alma ajena ahí presente.
Tomar de lo ajeno, hacerlo propio,
no marcó el alma, mucho, sí, el cuerpo;
éstos, siendo dos pero uno mismo,
me alejaron para siempre del abismo.
Amor en cuatro tiempos por mi reloj pasa:
a las doce marca el que me vino de casa;
a las tres, pidiéndome que nunca falle,
suena el cariño rudo: amigos de la calle;
a las seis de la tarde voy a la escuela,
la amistad ahí es buena aunque a veces duela;
a las nueve el mundo se posa sobre mi vista,
dándome, del amor al prójimo, la pista;
el tic-tac lo marca mi corazón ajeno:
la mujer que, sin yo verlo, me supo bueno.
Pensar es mi esperanza, mi amor y mi fe,
creo que es la única forma en que puedo dar mi ser.
Al morir sólo quiero que el cielo me espere,
con mi amor en cuatro tiempos y Dios que me quiere.

            

2 comentarios:

  1. Alguna vez escuché decir: "no puedes conocerte sin la intervención de alguien más". Tal vez no lo consideres tan persuasivo como yo, pero al atender a dicho precepto, te das cuenta de que efectivamente es así. Por ejemplo, nuestro rostro no es posible conocerlo si no acudimos a un espejo o a la petición de que nos describan. Sucede lo mismo con nuestr actividad reflexiva, no te das cuenta del todo de lo que piensas hasta que dialogas con un buen amigo.
    Y en el caso de lo que expones, lo cual me agradó mucho leer, me doy cuenta de que el progreso es dañino y, nos aleja cada vez más de conocernos y de darnos a conocer. Como bien dices en el caso de las "selfies", lo que se pretende es colocar una envoltura, preocuparse por "verse bien" y presumir que tienes amigos; aunque en esa absurda pretensión, olvides disfrutar el momento o te olvides de que tienes amigos.
    Saludos Talio, te envío un enorme abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Analyse, no he podido corroborar lo contrario a tu comentario, por lo cual creo tan fervientemente como tú en dicho precepto. La actividad reflexiva es reflejo de nuestro contacto con el otro. Sin embargo, creo que ese contacto puede ser genuino si de vez en cuando también miramos hacia nosotros, no por valemadrismo, sino por responsabilidad. Retratarnos podría ser lo más importante por hacer en la búsqueda del diálogo.
    Gracias por tu comentario.
    Saludos cordiales, Analyse. Venga el abrazo y va otro de vuelta.

    ResponderEliminar