Alguna
vez díjeles, mis buenos amigos, que en la niñez me encantaba el disco Dedicado a Antonio Machado Poeta de Joan
Manuel Serrat. En él hay un tema que odiaba con todas mis fuerzas: Retrato. Ustedes habrán de pensar, muy
seguramente, que en este humilde textito haré un análisis de dicha canción, o,
como antes lo hice, del poema que da pie a la misma. Sin embargo es del retrato
mismo de lo que quiero hablar. ¿Tomaré como ejemplo el poema? Sí, pero no me
interesan –no porque el poema no lo amerite, sino porque no me siento movido a
ello; yo no soy quien para hablar de aquel magnífico poeta– los versos como
tales, sino la implicación que tienen para todo hombre.
Para quienes no conocen la obra, se
trata básicamente de un autorretrato de Antonio Machado. En ella señala sus
orígenes, su forma de ver la vida, su forma de vivirla, cómo ambas van
totalmente unidas y por último deja claro que la muerte está presente en la
vida y que él la acepta. ¿Por qué un hombre haría algo así? ¿Es propio de todo
hombre, o sólo de aquél que tiene la ciencia poética grabada en los huesos,
retratarse a sí mismo? Creo, por mí y por el mismo Antonio Machado, que es
propio de todo hombre retratarse. Ahora, creo por mí que no todo hombre se
retrata bien.
Retratarse bien es un problema que
en nuestros tiempos se ha tornado muy difícil gracias a las famosísimas selfies y a la actitud pesimista u
optimista que el bendito progreso nos dio sin que se lo pidiéramos –quizá no
sabíamos lo que hacíamos y por eso deberíamos pedir perdón. En la selfie encontramos el retrato simple de
nosotros mismos, donde aparentamos ser patos o alguna otra bestia. Creemos que
a través de ésta conocemos y nos damos a conocer tales cuales somos a los
demás. Sin embargo, lo efímero de la misma nos impide ser conocidos hasta por
nosotros mismos, no porque el conocimiento sea duradero o no deba ser pasajero,
sino porque nosotros mismos volvemos fluido ese retrato, rebajándolo al nivel
de una mosca que pasa, y que no se sabe si es la misma que antes pasó o es
otra: de ahí tantas selfies. Pareciera,
por lo anterior, que el autorretrato tiene como intención conocerse a uno
mismo. Puede que no sea esa su intención, y a pesar de ello implica el
conocimiento de uno mismo, el conocimiento dizque objetivo claro.
Conocerse es imperativo para
autorretratarse, pues sólo aquel que sabe quién es (en toda la extensión de la
expresión) puede hablar de sí sin pena ni gloria, es decir: quien se conoce no
tiene vanidades ni vergüenzas, por eso puede hablar de sí de una manera tan
llana que los que apreciamos su retrato no le sentimos ni soberbio ni modesto.
El ejemplo de lo anterior es el mismo Machado, que en el poema ya mentado,
puede decir que es, en el buen sentido de la palabra, bueno;
lo dice y no suena mal, no creemos que sea alguien sobrado de sí mismo, ni nada
por el estilo; piensa en sí mismo y con ello nos invita a pensar en nosotros
mismos. De esta manera el retrato es una forma en la que uno acércase a un
conocimiento, objetivo o no, claro. Retratarse implica tener la humildad de
reconocerse cómo es y la magnanimidad de darse al mundo a sí, porque se sabe
valioso. Lo anterior, considerando siempre que el retrato no es efímero, sino
que es para siempre –en caso de que se le conserve; claro se le conserva cuando
uno conoce su importancia. El autorretrato es la ciencia del amor al alma.
Machado conoce su alma y nos invita a conocer la nuestra: por eso me gusta.
Talio
Maltratando a la musa
Un retrato
No he
sido en la vida, desde mi natalicio,
un
tipo pobre, ni mucho menos rico.
Llevaba
a cuestas la inocente infancia
entre
la pobreza y la física desgracia.
No
supe de la miseria en ese entonces,
sino
hasta que los grandes hombres,
con
su ánimo moderno y reaccionario,
me
mostraron con crueldad el diccionario.
Mi
memoria, sin embargo, es muy alegre
por
los besos de mis padres en la frente.
Siempre
difícil actuar en amistad:
el
corazón no escoge para donde voltear;
el
mío hacia la mar volteaba siempre,
olvidando
el alma ajena ahí presente.
Tomar
de lo ajeno, hacerlo propio,
no
marcó el alma, mucho, sí, el cuerpo;
éstos,
siendo dos pero uno mismo,
me alejaron
para siempre del abismo.
Amor
en cuatro tiempos por mi reloj pasa:
a las
doce marca el que me vino de casa;
a las
tres, pidiéndome que nunca falle,
suena
el cariño rudo: amigos de la calle;
a las
seis de la tarde voy a la escuela,
la
amistad ahí es buena aunque a veces duela;
a las
nueve el mundo se posa sobre mi vista,
dándome,
del amor al prójimo, la pista;
el tic-tac lo marca mi corazón ajeno:
la
mujer que, sin yo verlo, me supo bueno.
Pensar
es mi esperanza, mi amor y mi fe,
creo
que es la única forma en que puedo dar mi ser.
Al
morir sólo quiero que el cielo me espere,
con
mi amor en cuatro tiempos y Dios que me quiere.
Alguna vez escuché decir: "no puedes conocerte sin la intervención de alguien más". Tal vez no lo consideres tan persuasivo como yo, pero al atender a dicho precepto, te das cuenta de que efectivamente es así. Por ejemplo, nuestro rostro no es posible conocerlo si no acudimos a un espejo o a la petición de que nos describan. Sucede lo mismo con nuestr actividad reflexiva, no te das cuenta del todo de lo que piensas hasta que dialogas con un buen amigo.
ResponderEliminarY en el caso de lo que expones, lo cual me agradó mucho leer, me doy cuenta de que el progreso es dañino y, nos aleja cada vez más de conocernos y de darnos a conocer. Como bien dices en el caso de las "selfies", lo que se pretende es colocar una envoltura, preocuparse por "verse bien" y presumir que tienes amigos; aunque en esa absurda pretensión, olvides disfrutar el momento o te olvides de que tienes amigos.
Saludos Talio, te envío un enorme abrazo!
Analyse, no he podido corroborar lo contrario a tu comentario, por lo cual creo tan fervientemente como tú en dicho precepto. La actividad reflexiva es reflejo de nuestro contacto con el otro. Sin embargo, creo que ese contacto puede ser genuino si de vez en cuando también miramos hacia nosotros, no por valemadrismo, sino por responsabilidad. Retratarnos podría ser lo más importante por hacer en la búsqueda del diálogo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Saludos cordiales, Analyse. Venga el abrazo y va otro de vuelta.