Presentación

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martes, 20 de diciembre de 2016

Ayesha, el velo de la razón

Querido lector, es muy grato saber que nos sigues por medio de este blog, así como también es del agrado de muchos de nosotros saber que hay alguien que sigue nuestros pasos en este recorrido —no dudaré en llamarlo— literario. Quiero, por tanto, emprender una nueva tarea. En esta nueva labor me propongo realizar una lectura, en la medida de mis posibilidades, sobre una obra de mi elección, escogida a la sazón de mis gustos ya de antaño antes de ingresar a la Facultad. Quiero compartir con ustedes algunas de mis reflexiones sobre una obra que por fin he podido leer sin premuras ni ataduras académicas y con el único fin de alimentar el espíritu.

Así, mi tiempo lo he invertido en la lectura de la novela Ella, de Sir Henry Rider Haggard. Novela bastante corta, a decir verdad, pero que me ha dado mucho en que pensar. Suele pasar que las obras más cortas son las más complicadas de asimilar al intelecto. Tampoco refiero esto con la idea de anunciar una de las obras más importantes en la historia de la literatura, no, simplemente quiero compartir con ustedes una de las tantas lecturas que me han sido muy ajustadas a mi gusto y que, sinceramente, he disfrutado mucho en leer. 

Sin más preámbulo, en esta entrada abordaré únicamente la “Introducción” y posteriormente iré de capítulo en capítulo en las entradas subsecuentes. 

Introducción a la novela Ella

Antes de abordar el contenido de la “Introducción” a la novela quiero señalar un aspecto respecto al título. Éste es un nombre, tal como se verá a lo largo de la historia, y cuando una obra lleva por título el nombre un personaje, como nos dice Bergson en su Tratado sobre la risa, la tesis central está sopesada y llevada en tal personaje y que, por ende, será único, es decir, hablamos, pues, de una pasión. Tal viene a ser la base de muchas tragedias griegas. En las comedias sucede lo opuesto, no es un personaje, sino la situación y la circunstancia, lo que ocupa el tema central de la trama. Este breve paréntesis se sostiene porque “Ella” será quien deba ocupar nuestra atención, pero cabe notar que no será sino hasta después de la mitad de la novela que sabremos quién es, no obstante su procedencia y origen nos resultarán un gran misterio.

Ahora bien, para introducirnos a la trama, el autor, que ahora se colocará como editor, comienza con una escena peculiar. Dicha escena nos muestra a dos personajes: al Dios griego y a Caronte. Esta alusión resulta importante, porque con ello nos prepara sobre cómo hemos de abordar la obra. Es decir, de la mano del barquero de los muertos que lleva al mismísmo dios (con base en la mitología griega). A dónde lo lleva es a lo que la continuación del realto nos conducirá. Esta escena se desarrolla presuntamente en la Universidad de Cambrigde y con ello parece señalar que nos situamos desde el punto de vista sumamente racional del relato. Estamos ante la razón.

En la siguiente escena el Editor nos habla de una carta enviada por Caronte de su reciente viaje al África. Dice que su aventura ha sido extraordinaria y que si es deseo del Editor que la publique, ya que éste también realizó un viaje al África.

Hay dos aspectos relevantes: primero, dicho viaje, en efecto, corresponde al hecho por el mismo Haggard hacia el mismo continente; segundo, el viaje tiene que ser para nosotros del mismo modo como lo fue para los viajeros de aprendizaje. La solicitud de Caronte de no usar sus nombres reales resulta un tanto confusa. Por el momento digamos que Caronte, Ludwig Horace  Holly, y el Dios griego, Leo Vincey, son invención del Editor, pero más adelante señalaré por qué esta hipótesis no se sostiene. Partamos, por tanto, con la idea de que el relato que se nos ha de narrar es, en efecto, real, y así nuestra tarea será saber a qué realidad nos remite.

Por último, haciendo la suma de todos estos detalles, hemos de partir de un relato donde Caronte, barquero de los muertos, conduce al Dios griego a una aventura donde la propia razón se ve en crisis. La pregunta apunta hacia cuál es dicha tensión, puesto que que se dirigen hacia la misma Ayesha, es decir, "Ella". El velo misterioso que encierra dicha mujer nos ayudará a resolver, por el momento, esta cortina ofuscada ante la razón.


Aurelius

2 comentarios:

  1. Estaré encantado de leer lo demás. El primer libro que leí fue de Huggard. Gracias, Aurelius.

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    1. Muchas gracias Talio, yo también espero disfrutar mucho esta lectura con ustedes.

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