te acercas a mí con disimulo.
Me dices: "No, ya no sigas mi amado".
Y yo yaciendo trémulo.
Veo una nueva imagen,
tierna, para mí desgaste.
Quiero amar, pero tú volátil,
me dejaste sin amarme.
Durante la noche veo mi rostro,
alejándose de pronto.
Y digo: "¡Qué dicha haberte amado!".
Que amargo haberte dejado.
Aurelius
No hay comentarios:
Publicar un comentario