Presentación

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jueves, 16 de marzo de 2017

Relación entre Filosofía y Religión

Parece necesario entender y explicar a la religión como una respuesta a un acontecer del hombre. La experiencia religiosa ilumina el entendimiento humano; el hombre busca encaminar sus actos hacia lo divino, transforma y guía la manera de conducirse de éste, por ello se requiere de un estudio filosófico (fenomenológico) de la religión para lograr un estudio más completo del hombre.

Sin perderse en oscuridades metafísicas es imprescindible entender la experiencia religiosa como un problema ontológico que, como he mencionado, compete a la Filosofía estudiar. Es decir, la experiencia religiosa cimbra, transforma el modo de ser del hombre en el mundo; se le devela una realidad sobrenatural y terrible que, por su impacto, transforma completamente la manera en que el sujeto concibe el cosmos; se transforma su ethos, no porque aniquile al sujeto (pues no se suprime la individualidad ni la personalidad) sino porque éste se percibe como criatura y por ende percibe su ridícula finitud ante la majestuosidad que los sobrepasa en todos los sentidos; impulsa, desde el interior, sus actos.

Si la Filosofía se cuestiona por el hombre resulta evidente que no se debe menospreciar el estudio de la experiencia religiosa, ya que ésta es una manifestación de  cómo vive el hombre su relación con lo divino. A la Filosofía no le compete estudiar la existencia o inexistencia de Dios pues esto resulta ridículo y estéril, lo que sí es inapelable es que la idea de Dios es algo que toca y transforma al hombre y eso atañe a la Filosofía.

Filosofía y religión no se contraponen si entendemos que ambas intentan atender a la pregunta por el hombre; ambas representan un modo de ser, un impulso que no se puede frenar y que obedecen a diferentes recovecos de nuestra condición. 

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