¡Adiós!
El acto de despedirse exige recordar y
con ello es inevitable contener la humedad en los ojos. Alguna vez escuché
decir a Javel no extrañamos a las
personas sino lo que nos entristece es la ausencia que dejan, y me parece
que ha acertado al decir eso. Si bien es cierto que la convivencia forja lazos
fuertemente fraternales, quien se queda en el presente y no se olvida es el
recuerdo de las personas con las que se convive. Es decir, se puede olvidar la
imagen de la persona, aquélla se puede alejar o perecer, pero la impresión que
deja en el alma es imborrable. No pude evitar contener las lágrimas al
escuchar: me iré. Varios momentos
traje al presente y, confirmé las palabras que había dicho Javel, recordando
incluso a él. Las despedidas son letales, pero necesarias para ver la utilidad
de los recuerdos y, comprobar fácticamente la existencia del alma. Tal vez la
ausencia sea la Niebla de la vida en
el sentido en que Unamuno lo dice en su nivola.
Hoy
toca despedirme de Sarasvati y, a la vez informarles a todos Los Nombradores Mudos que ella tendrá
que salir de viaje y, por ello le resultará complicado regresar a colaborar en
este espacio. En este viaje espero que lleves contigo tus recuerdos, la
impresión de este blog y de cada uno de los que aquí colaboramos. Enseñanzas,
reflexiones, críticas, observaciones y demás actividades intelectuales que se
realizan en este espacio, espero que las lleves contigo, en tu memoria, en tu
presente. ¿Te extrañaré? No, porque has dejado una impresión en mi alma. Pero
es inevitable no sucumbir ante la nostalgia que dejará tu ausencia. Solamente
me queda agradecerte porque a tu lado comprendí el concepto de amistad, eso que
todos denominan con el nombre de amigos.
Se
aleja tu presencia, amiga, pero me quedaré con tu recuerdo y, cada que te
extrañe releeré las publicaciones que nos dejas. También haré lo mismo con las
pequeñas correspondencias que hemos tenido. Sinceramente sé que te irá bien
donde quiera que te alojes. Sé que el cambio te sorprenderá, quizá te traerá
incertidumbre, pero sabrás conducirte por el mejor destino. Ojalá encuentres
regocijo en tu corazón y tranquilidad en tu alma en aquel sito.
Te quiero, amiga.
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