Presentación

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lunes, 25 de septiembre de 2017

Retórico erótico


Retórico erótico


Quisiera decir qué quiero.
Quisiera querer decirte
lo que en mis labios existe
sin caer en el deseo.

El deseo de ver desnuda
tu espalda limpia y serrana.
Te diría con la mirada
lo que en mi pelvis se abulta.

Lo diré porque no puedo
dejar que en verdad suceda.
Te haré el amor con la lengua
sin tocarte un solo pelo.

La penumbra de mis labios
cubre en ti la luminosa
mejilla, y de a poco goza
el candor de mis espasmos.

Voy hacia la comisura,
esa tijera en tu boca,
qué de mis labios recorta
mil besitos de locura.

De esos mil besos se asoma
un dicho muy juguetón,
húmedo y encendedor
del estro bajo tu ropa.

Relampaguea entre tus dientes
buscando llevar la herida
de tu salvaje mordida
hecha de deseos ingentes.

En un ataque de fieras,
garras duras y afiladas
nos han dejado marcadas
mil huellas en nuestras piernas,

en nuestro pecho, que es uno,
en nuestras nalgas atentas,
en hirvientes entrepiernas,
en tu vientre en que me sumo.

Te acaricio a lengüetazos
el seno de entre tus senos
grandes, suaves y serenos
que sentí en tantos abrazos.

—Abrazos muy amistosos
en los que se erguía mi miembro.
Nomás de recordar tiemblo.
¡Qué recuerdos tan hermosos!—

Del cóncavo espacio escapo
para ir hacia los botones,
de tu sexo abrochadores,
que con la boca yo atrapo.

Mientras muerdo tus pezones
mis dedos hacen lo suyo:
te demuestran con orgullo
el arte de mis canciones;

guitarra de carne y agua
cuya humedad me acaricia
con su aroma de delicia
forjando una nueva fragua

para forjar en tu centro
un camino que permita
dejar paso al eremita
muerto por estar adentro.

Me perdí de mis quehaceres.
Ya no sé ni dónde estoy,
sólo sé que el día de hoy
supe todo de mujeres.

No porque seas como todas,
más bien eres todo y uno:
el sexo en que me consumo
como hombre unas cuantas horas.

Exhausto sólo te digo
que si de pie yo te admiro,
y lejos de ti suspiro,
en la cama te bendigo.

Entre la bruma me marcho
lejos del cuerpo caliente
que yace bello e inerte
en la nube de tu lecho.

Vuelvo a casa de ese sueño
que sólo en palabras ví.
Solo un escribidor fui.
Escribiendo fui tu dueño.



Talio

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