Presentación

Presentación

martes, 29 de mayo de 2018

La soledad

¿Dónde está el soplo que me sopla?
¿Dónde está el soplo? No lo veo.
Sólo siento la invisible boca
inhalando y exhalando el viento.

¿Dónde está el árbol de donde ha caído
una hoja de entre muchas hojas?
Sólo veo el compás del vals reñido
de los vientos con las hojas locas.

¿Dónde está la gota de la brisa?
¿Dónde está la gota que no baña?
Sólo siento que me toca el agua
clara, tan clara, que ni se mira.

¿Dónde está la razón numérica?
¿Dónde está la recta analogía?
No veo sino a la matemática
que intenta dar razón a mi alegría.

¿Dónde se escondió el canto del grillo?
Tras la brisa y el de la cigarra;
suena la brisa mientras desgarra
el humo oculto de un cigarrillo.

¿Dónde está el césped bautizado?
¿Dónde está la nuez que yo he nombrado?
El césped se perdió, no lo han podado,
y la nuez adorna un guisado.

¿Dónde está el gusano que en la manzana
dejó un hoyo, mal sabor, y nada?
Se perdió en un alusín de sidra,
sin sueño, sin propósito, sin vida.

¿Dónde está la otra pregunta hecha,
no la del lugar, la de la esencia?
Desapareció como la flecha
que sin ser un boomerang regresa.

¿Dónde dejó el tigre su huella?
¿Dónde abandonó a su cachorro
la tigresa? No ha sido ella,
ha sido él mismo y su eterno amorro.

¿Dónde cayó el remo de la balsa
vieja? No flota, ni se hunde, no:
seguramente la vida no le alcanza,
por eso al ser inútil no se hundió.

¿Dónde me ocultaste la tristeza?
¿Dónde arrojaste la pesadumbre?
No lo sé pero siento una fuerza
que no vive ni vivir quiere.

¿Dónde van hambrientos los yacarés?
¿Dónde llega a morir el salmón?
El hambre da de la cabeza a los pies,
no está pero se siente como el amor.

¿Dónde guardaste esa mirada
proferida desde lo profundo
de mi ser, de mis ojos, de mi alma?
En lo más recóndito del mar hondo.

¿Dónde se quedó el suspiro tenue
de una novia que sin porqué lloraba?
Entre un gemido, seguramente,
y un sollozo distraído por el alba.

¿Dónde fue a parar la voz gastada
del canario corista del jilguero?
Se perdió en el aullido de la prava
nocturna, inquieta por el mortero.

¿Dónde está aquello que me robaste?
¿Dónde dejaste lo que más anhelo?
En el pórtico y por todo el suelo,
deshecho por la mano del desastre.

¿Dónde se supone que me asome
al no sentir la nada a mis espaldas?
Todo está detrás de una mirada
odisea, glauca, proteica, deforme.

¿Dónde van un beso y un abrazo?
¿Dónde van las piernas y las manos?
¿Dónde va la fuerza del ocaso
cuando por la noche nos amamos?


Talio




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