De lo profundo del seno
con su disfraz de sonido,
llena los montes de ruido
más duradero que un trueno.
Aullido voraz y grave
que al origen se regresa,
siendo intangible atraviesa
el vuelo grácil de un ave.
Vuelve del profundo abismo,
como un grito fantasmal,
y así encuentra su final.
Vuelve diciendo lo mismo
sepultándose en un hueco,
renaciendo como el eco.
Glauco
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