Un vaso de agua es beso que refresca
la boca del cansado que no ama;
no tiene tiempo de que el amor crezca
ni de mirar los ojos de una dama;
un vaso de agua deja que florezca
la fuerza para trabajar mañana.
Un vaso de agua que riega la tierra
es beso que a la frescura se aferra.
Dibuja mil paisajes la vereda
cada uno diferente del pasado.
Se ufana la mirada que se queda
siendo reflejo de lo que ha mirado.
Tatuaje de memoria es la arboleda,
tatuaje de estaciones adornado.
El tiempo y la memoria hacen paisajes,
son tragos de agua que van en un guaje.
El sol ofrece la hora de comer
y el hambre ofrece el deseo de la hora.
El sol distingue el ahora del ayer,
señala lo que muere y lo que aflora.
Comiendo lo que se puede comer
se sacian los deseos y se atesoran.
Después de marcar la hora de comida
señala el sol la hora de la salida.
Entre hambre y sed, entre sombras y luces,
la tierra reverdece y se marchita.
Entre trabajos, dolores y cruces
se abrevan sueños que se necesitan.
Los sueños muy pocas veces relucen
pero se vuelven rayos que se agitan.
Así es la vida de los jornaleros:
para vivir deben soñar primero.
Glauco
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