Presentación

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jueves, 26 de noviembre de 2020

Y vino

 

Cuando conocí a Jesús

no deseaba conocerlo. 

Caminaba sin su luz

y en la luz no podía verlo. 


No sabía que me hacía falta

ni quería que me sobrara. 

No quería una cruz tan alta

que en la sombra me dejara. 


Yo no pedí que viniera,

ni busque su compañía.

Yo estaba bien allá afuera

sin una cruz en mi vía. 


Y vino. 

Vino a complicarlo todo,

a cambiar agua por vino,

a llenar ojos de lodo.


Y vino. 

Vino a arruinarme la suerte,

a deshacer el destino,

a arrancarme de la muerte. 


Y ahora que sé quién es

puedo mirarlo a los ojos

y decirle que es mal juez;

nos condenó a ser rastrojos. 


Su luz me ha dejado ciego.

Ya no miro ni deseo.

Todo se consume en ruego

por las cosas que no veo. 


Dió una cruz a mi espaldar,

y ahora le puedo decir

que no la quería cargar,

que así no quiero vivir. 


Y vino. 

Vino a quitarme ese peso,

a ponerme en el camino

por donde iba al comienzo. 


Y vino. 

Vino a cambiar mi moneda,

a hacer mi nicho barcino,

a ponerme una barreda. 


Y vino. 

Y no sé cuándo se vaya.


Glauco

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