Te tengo en la memoria como un claro destello.
Luces de tu entrepierna, tu andar y tu cabello
se encienden cuando estoy solo en cama y me atropello.
Un foco se me escurre de la sien hasta el cuello.
Te tengo en un susurro, un gemido y un grito.
Tu voz es luz nocturna que dicta el veredicto:
que yo te encienda y te use cual vela para un rito.
Un quejido me deja sabiendo que me agito.
Hazme el amor de noche. Temo a la oscuridad.
A oscuras mi lascivia se convierte en maldad,
pero en tu luz se vuelve pasión e intimidad.
Hazme el amor de noche. Enciéndeme tu altar.
Hazme la luz y dame la forma de encontrar
en este cuarto oscuro tu excitación solar,
así como se encuentran las olas con el mar.
Hazme la luz y dame el don de la verdad.
Te tengo en un capricho culpable y libertario.
Quisiera ser tu esclavo, también tu mandatario.
Tu cuerpo es la energía que se transforma diario
en crimen y castigo, en guardia y presidiario.
Te tengo en la secuencia de ritmo y movimiento.
Te mueves con cadencia robándome el aliento.
Tu luz es la energía que mueve lo que siento,
que requiere que hagamos de La Luz un invento.
Haz que aprenda la ciencia del sexo y el amor.
Un haz de un nuevo espectro modifica el color
con que miro el planeta. Sin pena y sin dolor
el mundo es maravilla, es un mundo mejor.
Al inventar la luz me has dado perfección,
ganas de seguir vivo y hacerte una canción.
La luz es nuestro invento, un nuevo corazón
que pone nuestra vida en eterna explosión.
Glauco
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