Mírame una vez más,
sólo una y vete en paz.
Mira cómo mis manos,
mi corazón y mi faz
se desviven por tus pasos,
por tus caricias y abrazos.
Y tú qué no me los das.
Ya no mires para allá.
Tu mirada que se va
me duele cuando está lejos
y ese dolor que me da
se reviste de desprecio.
Mírame que yo te aprecio
y te quiero de verdad.
Mírame y nunca te vayas,
ni me digas por qué callas.
Mira cómo se me llenan
de mil lágrimas canallas,
enrojecidas por penas,
mis emociones serenas.
Mira cómo me desmayas.
Una vez y nada más
mírame cual tiempo atrás,
cuando mi beso y tu beso
tejían un amor audaz.
Mírame con embeleso,
sin lágrimas en exceso,
con un amor pertinaz.
Mírame como hace tiempo,
cuando tu cuerpo y mi cuerpo
eran expresión del dios
vestido de ángel violento
que canta con dulce voz.
La mirada de los dos
será el más lindo recuerdo.
Glauco
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