Presentación

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miércoles, 24 de agosto de 2022

Mar y arena

 
Después de dejar de hablar
el silencio me aprisiona.
El silencio no perdona
al que no sabe callar,
lo condena a navegar
en una barca sin vela.
No hay silencio que no duela
si hablar es lo necesario.
Sufrir el silencio a diario
es algo que nadie anhela. 

Quizá hay quien quiere callar
y el silencio no es prisión,
quizás en su corazón
es más doloroso hablar.
Hablar es como encallar 
en una tierra que gela
mangos, peras y ciruelas
y no las deja crecer. 
Quizá hablar no deja ver
que la quietud se cancela. 

Hay entre hablar y callar
una guerra silenciosa,
una ausencia belicosa
que puede desmejorar
las arenas y la mar.
La guerra no se cancela,
no importa qué tanto duela.
Hablar y callar son pena
para aquel que se condena
a andar por el mundo en vela. 

Glauco

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