No he conocido otro amor
más claro y más inmediato
que el flujo del corazón
entre tu mano y mi mano.
Tu mano incapaz y torpe
surca el espacio y las aves,
vuela en los genes del hombre
hasta el riachuelo en que naces.
Naces para sonreír,
pronuncias en las vocales
que por fin estás aquí
para enflorecer las calles.
Es un pretexto la senda
para hacer trenzas de dedos.
Entre las manos se trenza
el cariño sin pretexto.
Llama la sangre al cariño
y el cariño le contesta
si encuentra un mundo bonito
donde es Dios el que nos reza.
Viniste en dulces y fresas,
en manzanas y duraznos,
viniste en la pronta entrega
de los místicos abrazos.
Vives en todas las partes
imaginarias y ciertas,
ordenas montes y mares,
luces el arte y la ciencia.
Eres agudos y graves
tocando en la primavera.
Amo que seamos tus padres.
Glauco
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