Un día ya no volvieron más los días
en que, entintados, iban los “Te quiero”
en las manos cansadas del cartero,
y andaban en papel las alegrías.
Ya pasaron los días en que dormías
para poder soñar. Se ha ido el bolero,
la noche de amistad, se ha ido el portero.
Se fue algo de lo mucho que veías.
Las uvas con los años fueron vino
y tú, con esos años, hoy las bebes
en tragos graves y otros tragos leves.
Todo ha pasado, menos el destino,
pues el destino se hace del azar
que hace propicio el mundo y el pasar.
Glauco
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