Es imposible que la tormenta
moje los charcos que ha provocado.
Pobre del agua, no se da cuenta
que nunca puede ver lo mojado.
El viento sopla, nadie le sopla,
lo mueve todo, mas ¿quién lo mueve?
Quizás la boca que habla una copla
y hace que el alma se vuelva leve.
El movimiento lo mueve todo:
paredes, pisos, palapas, pies;
camino recto vuelve al recodo
y el mundo entero es lo que es.
Muchos colores, todos pasando
por el espectro de tenue luz
sobre los ojos de don Fernando
Botero, Scheggia, Renoir y Toulouse.
Inaccesible la misma vida
para los pechos, para las mentes.
La vida siempre se halla escondida
tras lo que llaman Los Accidentes.
Glauco
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