Sabor a la vigilia y los ancestros.
Sabor a Aves Marías y a Padres Nuestros.
Sabor a amor, a amar y a mar marrón.
Hace de la velada apología
de los que duermen y viven sin sueño.
Hace al amargo amor fruncir el ceño
hasta que llega, al fin, el nuevo día.
Quizás le da al instinto algo de fe,
algo de paz, de arraigo y de locura,
mas no da al sueño aquello que lo cura.
Las tibias brasas mueven al café
y éste último nos mueve al hondo mar
de amar, de padecer, de despertar.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario