¿Por qué nos hacemos preguntas? Veo que la pregunta anterior
quizá pueda ser clasificada como buena, aunque excesivamente y descortésmente
general. Hay que limitarla, ¿no? Pero nada mejor que decir (para encontrar la
pertinencia a la acotación): ¿por qué no? Y en respuesta decir: ¿por qué sí? El
vaivén de aire malgastado en seguir preguntando y respondiendo tan
simplonamente ya todos lo hemos visto en… en diferentes lugares. Mejor pregunto
otra vez la primera cuestión o ¿mejor la respondo para así saber si soporta una
respuesta cualquiera? Se me acaba de ocurrir una pregunta más interesante (y
quizá más acotada): ¿una buena pregunta tiene tal carácter por estar cerca de encontrar
una buena respuesta? Respondiendo a lo anterior: ¿dónde se encuentra la base de
una buena pregunta y una buena respuesta? Me parece obvio: en la realidad. Si
la pregunta no corresponde verdaderamente con la realidad es mala; lo mismo
pasa con la respuesta. La respuesta también nos puede conducir y reconducir
(así como alejarnos) a la pertinencia de la pregunta; por ejemplo, si alguien
pregunta: ¿qué es el ser? Se puede responder (entre otras muchas cosas): lo que
está a nuestro alrededor y lo que está siendo. Quien hace esa pregunta se percata,
según las respuestas, de si debe replantearla o comenzar a hacer más preguntas
para hallar una buena respuesta (en el caso de que eso sea lo que quiera; una
pregunta se relaciona con la intención de quien hace la pregunta). Visto así,
ha quedado todo con respuesta (al menos lo que he venido preguntando en este
párrafo).
Fulladosa
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