Presentación

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viernes, 5 de febrero de 2016

Intento de no ahogarse en el mar de la maldad del hombre



Hace ya un buen rato me decepcioné de la política. Para ser precisa, me decepcioné de lo que la gente entendía por política, de la manera en la que la abordaban, de cómo hablaban de eso y qué proclamaban al pensar sobre ella. Gran parte de esa decepción era por los movimientos que se levantaban en pos de algo y lo defendían a capa y espada, olvidando otros acontecimientos igual de impactantes y horribles. Me molesta que se encapsulen en un sólo caso y marginen a los demás como si no tuvieran importancia. Pero también me decepcioné porque, al estudiar un poco de teoría política, llegaba a pensar en la naturaleza del hombre. La decepción es porque no veo algo claro. Se describe al hombre con adjetivos, pero a veces se olvida que el hombre no es un sólo adjetivo, es un ser complejo, por lo tanto no es nada sencillo definirlo de una sola manera y con una sola palabra. Me parece que es un error hacerlo así. Sin embargo sucede, y lo veo día con día (se me mostró varias veces en estas semanas). Se dice del hombre que es bueno o malo por naturaleza, pero ¿cuál es, entonces, la definición correcta? En las siguientes líneas no pretendo responder tajantemente esta pregunta debido a mi inexperiencia y a que aún me falta muchísimo por pensar y tomar en cuenta. Simplemente quiero desahogarme y espero me entiendan porque me parte el alma pensar que el hombre es malo por naturaleza. Necesito refutarlo. 


En la pregunta antes planteada existen únicamente dos posibilidades, que el hombre sea bueno o malo. Me parece que esto se dice en base a la experiencia, a lo que se ve en la cotidianidad, en las acciones que realizamos. Con todas las noticias amarillistas en los periódicos, los robos, los secuestros, las torturas y demás barbaries que no sólo se presentan en la actualidad, sino en muchas más épocas a lo largo de la historia, podría pensarse, debido a que es lo que más se muestra y lo que más polémica causa, que el hombre tiene malicia, incluso se dice que lo natural en el hombre es la maldad. En este punto no entiendo por maldad lo que se piensa en ciertas posturas ideológicas que dicen que el alma es superior y por tanto mejor y más bueno que el cuerpo, debido a su posibilidad de alcanzar la plenitud y por ser metafísica y esas cosas. Aquí veo maldad como ese rechazo, y a veces imposibilidad, de sentir lo que le pasa al otro. Me refiero a voltear la mirada e ignorar a la persona que llora, burlarse de alguien que tiene algún problema mental, envidiar (con envidia de la mala) a aquellos que sonríen e incluso insultarlos y tacharlos de locos, sin mencionar casos más extremos como el llegar a torturar y matar a otro animal (racional o no) y, peor aún, para satisfacer deseos siniestros y perversos. Viendo todo esto fácilmente puede concluirse que la maldad es natural en el hombre, diciendo con esto que es lo que más nos mueve. Por ello debemos educar a los niños desde pequeños y enseñarles 'a hacer el bien' y también éste podría ser el motivo de la creación del estado. Pero, ¿realmente es así? Es claro que las cosas malas que hace el hombre, o mejor dicho, algunos hombres, existen, pero no me parece que sea porque nuestra naturaleza humana sea mala. Tal vez en este punto me gana más el corazón que la razón, pero me niego rotundamente a pensar que somos malos por naturaleza, si realmente fuera así sería muchísimo peor la situación en la que vivimos. Para decir esto me refugio en el hecho de que sentimos empatía y (al menos que se tenga alguna enfermedad mental) todos sentimos algo, aunque sea mínimo, al ver una situación que involucre sentimientos fuertes. Además tenemos la capacidad de amar, podemos imaginar el estado del otro en tal o cual situación, lo que nos hace entender el sentimiento del otro, su preocupación, su temor o lo que lo emociona. Pero, las cosas malas siguen pasando, incluso parece ser que se agranda el problema pues cada vez se hace más común, ¿Por qué? 


Pero para expresar racionalmente lo que mi corazón quiere decir y para concluir, quisiera recordar a alguien que una vez me dijo que nadie es bueno o malo. Somos una mezcla de los dos, somos nosotros quienes decidimos actuar de tal o cual manera dependiendo de la situación y la mayoría de estas acciones son producto de nuestros sentimientos. Puede que alguien viva honradamente, sea trabajador y tenga una familia a la que le dedica todo su tiempo, y a pesar de esto -debido a un arrebato de furia- esté en la cárcel por haber asesinado a un asaltante: también puede que dicho asaltante -debido a la pobreza y a la mala educación- se haya visto en la necesidad de asaltar a alguien para comprarle sus medicinas a su hijo enfermo. Intento no menospreciar ni defender a nadie, intento demostrar que lo que hacemos tiene una razón y a veces esa razón nos salva de ser los animales racionales malvados por naturaleza. 


La chica entre dos planos

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