Presentación

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miércoles, 30 de marzo de 2016

Conversando con Cármides: comentarios marginales y pertinentes a "Compartiendo una taza de café"

Antes de comenzar mi intervención, quisiera agradecer al responsable por el espacio prestado. Las debilidades mostradas por los medios tradicionales son suplidas por los digitales. En esa medida resulta un buen augurio que jóvenes tengan la consciencia suficiente para escuchar a sus locutores. Son los debates de las ideas quienes mueven al mundo y no ningún otra fuerza. Me han convocado para brindar una aportación al trabajo escrito de Cármides, mejor dicho un comentario breve. Sería un promesa vana si afirmo que agotaré en su totalidad lo redactado por este joven, así que prevengo que no lo haré. En realidad acotaré mi comentario a un texto suyo. A continuación hablaré acerca de Compartiendo una taza de café, relato publicado el miércoles 17 de febrero de 2016.
    En apariencia el autor narra un suceso que vivió una mañana, incluso pide disculpas porque contará algo insustancial. Su advertencia debe ser todo lo contrario, esto es, lo que nos dirá tiene un porqué. Personalmente he seguido lo que escribe el joven y puedo observar que usualmente aboga por la sutileza. Honestamente no he acabado de comprender si lo hace intencionalmente o por su deficiencia en argumentación. Una crítica que puede hacérsele está en la carencia de finura en sus argumentos, por esta carencia a veces se siente que no puede llegar al límite de sus planteamientos. En medio de su sutileza los escritos terminan viéndose incompletos o indirectos. Para un debate eso resulta un problema. 
    Entrando en materia, en términos generales, el relato se pregunta por las conversaciones y la participación de las personas en ellas. Podemos asumir esta hipótesis por el comienzo. Según, inocentemente, sólo quiere contarnos su ida a esa cafetería, en esta visita ve alrededor que la gente se reúne para comer o una taza de café. Habiendo anunciado su tema, Cármides nos invita a reflexionar acerca de las clases de conversaciones que tenemos. Señala el joven que algunas eran para "concretar un negocio, otros tenían motivos menos formales o remunerativos." Según cada conversación varía por "el ánimo en aquel momento, lo que se hablaba e incluso el mismo curso (...)" En ese sentido podemos entender que, por ejemplo, una relación de "urbanidad" está lleno de "gestos vacuos" debido a los individuos y su disposición en el momento. En no todas las reuniones las personas están presentes, es decir, la interacción puede ser fingida y, por tanto, falsa. 
    Ahora bien, en contraste, tenemos algunas conversaciones que también señala Cármides. Cito brevemente a éste: "me sorprendían por hacerme pensar mucho, por haber el intento mostrarme algo y lograr hacerlo." Si bien la anterior clase de conversaciones no tenía fundamento, mínimamente en ésta había una intención por enseñar o dilucidar un conocimiento. La conversación se establecía con un fin didáctico, no se volvía un intercambio de "gestos vacuos" o palabras insustanciales. Continuando esta idea, también podemos pensar que no todas los romances o amistades son iguales. En otro escrito, El trastorno de Linus, hacia el final deja una idea interesante: ¿los amigos son nuestras frazadas de consuelo o tesoros que guardamos recelosos? Sus asociaciones tampoco son inocentes, pensar los amigos o amantes de ese modo nos conduce a consecuencias interesantes. Una de ellas es la cancelación de "experiencias conjuntas". El amigo sirve como pañuelo de lágrimas o fuente de interés, nunca un ser humano con quien ser amigo. 
   Al final de su texto Cármides repentinamente nos menciona acerca de un tabloide y la desacreditación de un personaje público en boca de su ex pareja. Dado lo que hemos observado, este hecho no parece un ejemplo inconexo en el planteamiento del joven. En las condiciones planteadas en el ejemplo podemos ver dos personas que, pese a que intercambien palabras en los medios, tampoco conversan ni generan esta actividad en los lectores del diario Basta. Como dice el autor referido, "el periódico nacional publica una cuestión personal, misma que fue usada por la mujer seguramente como venganza personal contra su pareja previa. Ahora nosotros, el público, nos hemos involucrado en eso, sin saber qué hacer con la información (...) Nuestros escritos públicos provocan estallidos que sólo alimentan la afición por espectáculo, en raras ocasiones sirven para la discusión en la plaza. Los escritos pueden hallarse en medios impresos, televisivos o digitales." En ese sentido, a diferencia de una lectura enriquecedora, enterarnos de esa clase de discusiones cierra cualquier clase de conversación (charla, plática, diálogo, etc.). La palabra muere pronto con discusiones sensacionalistas y personalísimas (como ejemplo las acusaciones dirigidas contra uno o tres individuos). Con esta actitud, entre intereses personales de quienes están al frente de los medios, se comete una gran falta de respeto a los espectadores (llámese lectores o audiencia). 
    Afortunadamente, reitero, este espacio sirve para debate y conversación. El escrito de Cármides puede servirnos para reflexionar la disposición a conversar y tener una "experiencia conjunta". Implícitamente eso hace el joven al terminar incluyendo al lector en el final del texto, contarlo le permitió "aclararle la mañana". ¿O también aclarará algo a quien lo lea? Una verdadera lástima que su autor no haya sido más directo, hacer explícita la unidad de lo que escribe hubiera aclarado mejor. Gracias por su atención.

Dr. Casimiro U. Nívoco
Profesor emérito de la Facultad de Derecho en la Universidad Científica y Humanista (UCH)

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