Primero de Diciembre de 1885
Linda, amada mía:
¡Cuántas veces he figurado tu imagen en mi mente! Si paso un solo minuto desocupado, de inmediato vuelves a mi memoria. No entiendo por qué no he recibido alguna carta de casa en todo el tiempo que llevo fuera. No sé si tú o mi madre han recibido alguna de las muchas cartas que os he enviado. Debe ser falla del servicio postal.
No sé cómo esté el ambiente allá en nuestra patria, pero aquí las cosas están en realidad tranquilas. Si bien el trayecto fue largo, no tuvimos mayor problema para instalarnos aquí. La gente del lugar no nos da mayores problemas: aquí las cosas no son como en Cuba. Sólo temimos realmente el día que desembarcaron las tropas alemanas. Aquel día estuvimos a punto de tomar ya las armas, pero después las cosas se fueron normalizando. El problema son las colonias extranjeras, pero esto no es cosa de guerra aún. Creo que ninguno queremos realmente guerra y debido a ello actuamos con mucha cautela.
No quiero que os preocupéis demasiado, aunque sé que probablemente lo estaréis haciendo. Y, aunque pudiera sorprenderos, yo también me preocupo, pues este silencio tan largo me lleva a ello. Sólo me consuelo pensando en que debe tratarse de un problema del servicio postal y que un día de estos recibiré un gran paquete de vuestras cartas atrasadas.
A veces te imagino cuidando de tu jardín como cada semana. Me pregunto si ya has plantado los nuevos rosales que me dijiste que querías cuando estaba por partir. “¿Ya habrá hecho cambiar mucho el jardín en mi ausencia?”, me pregunto. Y pienso en que querías un par de sillas nuevas con una mesita para poder tomar el almuerzo en el jardín de vez en vez. ¡Pero qué tontería! Si allá se acerca ya el invierno. Es que el clima tropical de este lugar me confunde.
Hay rumores de que el conflicto podría resolverse pacíficamente muy pronto ya. Espero que así sea, pero, de cualquier modo, no sé cuándo podré volver a casa. Ojalá que recibas esta carta, realmente deseo recibir alguna tuya: ¡dame esperanza!
Feliz navegante de tus mares, Humberto.
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L. Pulpdam
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