Presentación

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miércoles, 25 de mayo de 2016

Leones rugiendo

Recientemente ocurrió una polémica en Internet muy significativa para nuestros días. Regularmente los sucesos en torno a la libertad de expresión, traen consigo una gran polémica. La lucha entre sus defensores y detractores se ha vuelve recurrente en la discusión y medios públicos. Quienes la defienden afirman que es un derecho inalienable en los individuos, a todos deberían garantizarnos el poder emitir una opinión. Por el contrario otros alegan que existe sensibilidad por ciertos temas en el público, de ahí que tampoco sea válido emitir cualquier opinión. Para que yo pueda respetar tu derecho a la expresión, tú debes respetarme a mí. Como muestra de este conflicto, sucedió que en semanas pasadas una usuaria de YouTube quiso festejar el cumpleaños de Adolf Hitler. Mientras entonaba Happy Birthday con su voz tierna pero sensual, ofrecía unos pastelitos con una esvástica de chocolate encima (algo dulce para algo muy amargo) a la foto del alemán. Al final advierte que muchos se indignarán y le preguntarán por qué hace eso, a lo que ella responde que busquen en su canal un vídeo donde muestra que el dictador no fue tan malo como lo escriben los libros de historia. Y así ocurrió.

Después de haber sido publicada la pequeña ofrenda, los comentarios corrieron con la velocidad característica de Internet. Algunos, otros usuarios de YouTube, pedían remover el vídeo o cancelar su canal. Otros se sumaban a la petición y escarbaban en éste hallando vídeos sorprendentes. Por ejemplo, podía encontrarse uno donde leía la emblemática obra del dictador, Mi lucha. Línea por línea transcurría el vídeo. En otro la jovencita (sí, tiene dieciocho) nos enseñaba cómo detectar a los judíos mediante sus rasgos físicos, parecía haberlos estudiado con la minuciosidad propia de la taxonomía. El cese de su canal no detuvo la polémica y mucho menos la presencia de la muchachita en YouTube. Decenas de usuarios volvieron a subir sus vídeos, quizá para conseguir reproducciones o por enarbolar la bandera de la libre expresión. Debajo de ellos existen muchos usuarios que declaran muerta esta libertad y, de modo ambiguo, critican o defienden a la que se asume como nacionalsocialista (sin tener la menor incomodidad se asume así). 

Como símbolo de esta libertad susodicha, siempre queremos aducir al Internet. Celebramos que como individuo podamos protestar u opinar sin restricciones y mejor aún desde lo accesible y sencillo de la red. Un buen ejemplo lo tenemos en YouTube donde cualquier con una cámara no importa  mucho la definición— grabarse y subir contenido sin ningún límite aparente. En sus primeros pasos, el eslogan que identificaba a la página sugería esto: Broadcast yourself. Menciono aparente porque todo colaborador de la página debe cumplir un reglamento, entre sus reglas se contempla no incitar a las agresiones o publicar contenido ofensivo.

En la página mencionada, YouTube, diversos canales quieren evitar problemas, evadir los lineamientos de la plataforma, bajo el pretexto de que se dedican entretener. La supuesta falta de seriedad en los vídeos pretende que los regaños tampoco lo tengan, el rato libre que pueda eximirlos de responsabilidades, Sería difícil, casi imposible, discernir con precisión si el contenido publicado realmente quiere sólo entretener o esconder verdaderas convicciones. Lo que resulta más claro es el efecto devuelto. Entre ofendidos y entusiastas, reaccionan como consecuencia a lo pronunciado. Esto no sólo sucede en Internet. La ironía agría de Charlie Hebdo ocasionó la ira musulmán y vimos que la ofensa rebasó el simple refunfuño. Las palabras a veces pueden tener alcances insospechados.

Seguramente la ligereza en torno a la libertad de expresión viene con el descrédito en la política. Si no alcanzamos a ver hasta dónde llega lo que dicemos, es porque no creemos que llegue a algún lado. La insistencia en expresarnos, remarcar nuestra libertad, descuida si nuestras palabras son adecuadas o verdaderas. Enarbolar la bandera nos mantendrá en la confusión, bajo los ideales de tolerancia y respeto seremos incapaces de comprender los verdaderos casos de censura y el silencio del tirano. Cuando realmente llegué, quizá no lo veamos. O si nunca llega, cometeremos actos atroces en pos de ello. ¡Ah! Y en cuanto a Evalion, la internauta del principio, ahora recolecta dinero para producir audio libros, entre otros proyectos, para poder remediar la degradación humana. 

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