Sigo en la imposibilidad de usar una computadora, al menos una que sea mía. Sé que parte de demostrar mi compromiso con este blog, de amigos, está en buscar los medios necesarios para cumplir honrosamente con mi compromiso, pero los teclados de los cibercafés están llenos de gérmenes y esas sillas se ven manchadas por el sudor que se desprende de grasosos traseros y se trasmina por esos tejidos viejos de unos jeans de marca cara. Por eso prefiero volver a disculparme por mi segunda falta.
Antes de alejarme de este "teclado táctil" me permito decirles que últimamente he pensado en que la Voluntad de Dios y el libre albedrío son la misma cosa. Ya les daré más, y no sé si mejores, razones de por qué pienso esto.
No se pierdan la próxima emisión de "Disculpas por una computadora descompuesta".
Talio
Maltratando a la musa
El tiempo y el beso
El tiempo es como un beso:
naturalmente, desde el primer
hombre y la primera
mujer, está en nosotros,
se siente, pasa, pero
saberlo está en algún
otro lugar del ser.
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