Presentación

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domingo, 30 de octubre de 2016

La desordenada percepción de la realidad

Estimado lector: Tacitus y tu servidor han decidido realizar escritos donde ambos hablen del mismo asunto, pero mostrando las inconsistencias argumentales o posibles errores del otro. A esta modalidad hemos decidido llamarla Mano a Mano.  Esto lo haremos para entregarte escritos mejor pensados y que tú encuentres lo mejor de cada uno y juzgues quien se esforzó más; en ultima instancia, queremos reflexionar cada vez con mayor profundidad.  



Después de leer durante un largo rato algo raro me pasa: empiezo a sentirme más reflexivo. Las ideas fluyen de un lado a otro y comienzan a rondar por distintos lugares; traen recuerdos y descubren detalles en lo vivido que anteriormente no había visto. Lo más interesante es cuando intento conducir el movimiento de mi pensamiento. Me veo y le pongo atención a lo que más tengo a la mano. Veo mi mano y mis dedos: cada uno es diferente y todos son nombrados dedos, quizá por ello se les han puesto apellidos diferentes a cada uno. Pero qué interesante que todos tienen semejanzas y diferencias: todos están en la mano, tienen uñas, venas, carnita, pero cada uno es de diferente tamaño, uno es más ancho, otro más largo. ¿Cómo será posible que yo me percate de sus diferencias y similitudes? Al parecer, mediante mi pensamiento, generalizo y particularizo, veo diferencias y similitudes. Inclusive, a través de complejas relaciones, le doy simbolismo a mis dedos: uso dos y quiero decir amor y paz; en uno, de una mano en específico, se coloca la argolla del compromiso y la del matrimonio; con el más gordito y corto levantado hacia arriba señalo mi aprobación; inclusive el dedo más largo tiene un simbolismo fálico. Supongo que en otras latitudes tendrán otros simbolismos. La imaginación humana es un fértil árbol. 

Igual de apasionante y maravilloso es leer la astucia de Yago en las pláticas que uno fortuitamente escucha en el transporte público. Si la persona que quiere manipular a su compañero mediante sus palabras leyera la tragedia Otelo de Shakespeare, donde Yago destruye a todo aquel que se relaciona con él, ¿se abstendría de querer usar en su beneficio a las personas? ¿Hacerse consciente de un problema es semejante a intentar disolver ese problema con las acciones pertinentes? Un problema complejo sería: ¿es justo matar a un asesino? Lo problemático redunda en que la justicia en este punto se podría confundir con la venganza. No es lo mismo a preguntar: ¿es justo matar a Yago?. No cabe duda que las acciones humanas son demasiado problemáticas, por eso hay que pensarlas con mucho cuidado.

En quienes he leído una mayor reflexión sobre las acciones humanas ha sido en los filósofos y en los poetas, aunque también los historiadores le ponen énfasis especial a determinadas acciones. Además, todo hombre en cuanto agente, ha pensado, más o menos, sus acciones. Pensar las causas de una acción, los motivos que las incitaron, el contexto en el que se desarrollan y las situaciones en las que una misma acción podría ser catalogada como mala o como buena, es algo loable y necesario de hacer. Aunque, ¿la reflexión sobre la acción tiene una consecuencia práctica?, ¿la reflexión sólo le sirve a quien la hace o a todos a los que se les comunica?, ¿a los que se les transmite la reflexión, ven la importancia de dicha reflexión y la quieren concretizar en una acción? Si algo queda claro con estas preguntas es que para responderlas adecuadamente hay que reflexionarlas. Nos indican la importancia de la labor reflexiva, pese a que ésta no sea vista, por muchos, como algo importante. El deseo por pensar, por buscar incesantemente la sabiduría, no depende de tener las condiciones materiales adecuadas, pues hasta un banquero puede ser un gran poeta. Mucho menos depende de ver contextos históricos, de pensar que la Filosofía, la historia o la poesía son algo en sí mismas, sin darse cuenta que de la verdad, por ejemplo, la verdad de la acción, se tiene una experiencia. Los problemas patentes en la realidad, a través de todos los siglos, nos exigen reflexionar, darnos cuenta que vivir con prejuicios es estar esclavizados.  

Fulladosa

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