Presentación

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viernes, 3 de marzo de 2017

A comentarios necios, oídos sordos

"Problema en el diálogo: aferrarse sin escuchar el comentatio del otro" fue lo que escribí esta mañana en mi cuaderno. Esto mientras un compañero nos mostraba su punto de vista sobre un tema, un tanto desviado, del que en realidad nos atañía. Tal vez sea muy tonta o (y) lenta. Tal vez no le entendí porque dejé de tomarlo en serio en cuanto empecé a desesperarme. Tal vez el chavo realmente estaba neceando. No lo sé, pero fuere como fuere la clase se detuvo y dio miles de vueltas sobre temas que ni siquiera los dialogantes tenían claros. Hablabamos de Prometeo encadenado y terminamos hablando de ciencia y leyes morales. Y, en realidad, no es que no quiera hablar sobre ciencia y ética, ni tampoco es sólo el que el compañero no me agrade del todo. Sinceramente me molesta que la clase se desvíe a temas que sólo interesan a una persona en particular, y más me fastidia si se nota que la persona necea, que no sabe lo que dice o si sólo quiere chingar. Esto no sólo pasó hoy, ha pasado varias veces, en varias clases, desde hace ya vario tiempo. ¿Por qué son así? De verdad, ¿no se dan cuenta de que fastidian a los compañeros con sus preguntas y argumentos perdidos y necios? Y es que en realidad éstas son las palabras que definen sus participaciones en clase y hasta sus preguntas en las conferencias a las que asistimos.
   Una vez le plantée este problema a una amiga y ella me dijo: "yo ya aprendí a cerrar mis oídos; cuando escucho que alguien empieza a necear, simplemente dejo de ponerle atención y me distraigo con otra cosa". Confieso que lo intento seguido, algunas veces lo he logrado pero en la mayoría fallo. Hoy, intentando cerrar mis oídos a la explicación que había escuchado tres veces en la última media hora, llegué a pensar: ¿por qué tenemos que escuchar algo que no es claro ni para el que lo dice, o que atiende al interés de uno sólo? No estoy de acuerdo, pero bueno, esto es aceptable en clases (o por lo menos así lo muestran los maestros). ¿Qué hago, someto a todos a mi voluntad?
La chica entre dos planos  

1 comentario:

  1. Es muy atinada la inquietud que muestras en tu día a día en el aula. No sólo es triste, sino nefasto, que haya personas escudándose bajo el discurso del diálogo como el "intento de escuchar al otro" cuando lo único que quieren es reafirmar sus propias verdades y peor aún, querer disfrazar con amistad su egoísmo por difundir sus necias ideas. Pero más importante, ¿qué hacemos nosotros al respecto?, ¿es justo cerrar los oídos a bocas necias? Sin apelar a la violencia, ¿existirá algún modo en el que podamos formar comunidad con ellos?

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