Presentación

Presentación

domingo, 11 de junio de 2017

Despoderamiento



Realizar con éxito cualquier actividad, por más dificultad que pueda representar, nos dispone a comenzar a conocer nuestras posibilidades, a ver lo que podemos alcanzar, a configurar los límites de nuestro poder. Aquí hay que ser cuidadosos al pensar en la actividad, porque fácilmente la confundimos con lo concreto, lo que aparece ante nuestros ojos, aquello que tocamos, que moldeamos. Visto así, dónde encontremos lo característico de la actividad, si en lo concreto o en lo que no es concreto, que algunos llaman ideal, va a fijar nuestra posición con respecto al poder. Problema nada sencillo de resolver, pues donde algunos ven que todo es posible, otros consideran que nada lo es; mucho más difícil es ubicarse entre ambos extremos, aunque esa parezca ser la manera adecuada de pensar el asunto. Aunque actualmente creemos que de la idea se puede llegar a lo concreto; hay que pensar con mucho cuidado y ahínco, piensan algunos, las mejores metodologías educativas para que todas las personas puedan especializarse; la especialización deviene necesariamente en éxito laboral y esto es igual a la felicidad; los que nada pueden son los tontos y los flojos (que es una especie de precariedad intelectual). Quien es más inteligente, más cosas puede hacer. La inteligencia transforma el mundo.

El límite al poder humano, se percató de ello muy bien Joseph Ratzinger (La bendición de la Navidad), se encuentra en la enfermedad. Ante determinadas enfermedades nada podemos hacer. Podemos ser sumamente cuidadosos para no enfermarnos, alimentarnos sanamente y hacer ejercicio, pero algo dentro de nosotros, quizá desconocido o conocido por haberlo visto en algún familiar, puede estarse gestando y limitar nuestro poder. Una simple gripa, tan común en ciertas épocas, nos obliga a no salir de casa a determinadas horas a hacer cualquier actividad; el propio pensamiento se vuelve más perezoso, no se mueve con la misma velocidad, no nos lleva a las mismas veredas. Por eso, Ratzinger ve que la enfermedad no tiene que ser algo que nos cause tristeza, pues sólo al despoderarnos, al no imponer nuestra voluntad ante nuestra circunstancia, podemos comenzar a convivir con el Padre. 

La idea de la conquista del mundo, que heredamos sin darnos cuenta, muestra su falsedad cuando vemos que no podemos conquistarlo todo. El hombre no puede conquistar la propia naturaleza humana. Los entusiastas en el poder humano confían en que algún día la conquista total del mundo deje de ser la promesa eterna. El poder puede ser una ilusión. 

Fulladosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario