Presentación

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sábado, 10 de junio de 2017

Reveses de la educación

La educación indígena no es por sí misma un problema. Por el contrario, comienza siéndolo desde que nos percatamos sobre la distancia o cercanía que se mantiene con ellos por parte del Estado. Lo anterior tiene como consecuencia lo siguiente: o el pueblo indígena es parte de la comunidad, o lo es, pero parcialmente, porque tiene costumbres distintas. En el primer caso se le tratará como igual, lo que implica garantizarle los mismos derechos que otorga el Estado. En el segundo, se iniciará la tarea de modernizar al indígena, o bien, de otorgarle su autonomía sin menoscabo de suprimir sus tradiciones. Visto así, su educación resulta un problema ya que, ¿deberán recibir la educación en su propio idioma o, en su defecto, su aprendizaje estará regido bajo los cánones de la educación occidental? El indio (no en el sentido peyorativo) tendrá dos opciones, ya sea abandonar sus propias tradiciones o, en el mejor de los casos, conservarlas, pero manteniendo lejanía del país al que supuestamente pertenece.
Fue así como en México, posterior a la Revolución, comenzó el problema indígena con el primer secretario de educación, José Vasconcelos. La visión del secretario era erradicar la lengua indígena e impartir su enseñanza en español, entonces la tarea era castellanizar al indio. El conflicto incrementó en la medida en la que se concientizó de cuán grande era la población indígena y de lo diversas que eran sus lenguas. Adaptarse a ellos implicaba, quizá, un acto descomunal en recursos. No fue sino hasta que Jaime Torres Bodet ocupa dicho puesto y que, por primera vez, comienza la labor de impartir una educación bilingüe. Así, en 1948, se crea el Instituto Nacional Indigenista (INI), ahora Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) a partir de mayo del 2003. Esto, en efecto, demuestra lo arduo que ha significado el reconocimiento de los pueblos indígenas.
No obstante, en el fondo, y en lo tocante a la educación, se tiene que admitir que la comunidad indígena es diferente del resto. Su diferencia no sólo está en que mantienen usos y costumbres con ligeras variantes, como un europeo de un americano, sino que involucra una concepción distinta del mundo, esa es la principal causa. Por eso no es tan fácil que abandonen sus costumbres, ya que si bien una parte de ellos aprende el español, poco a poco éste se va involucrando en nuestro modo occidental de vida y más se aleja de su origen natal.
La modernidad hoy en día sostiene el multiculturalismo o el pluriculturalismo bajo el supuesto de un respeto y tolerancia hacia los pueblos indígenas. Pero esto todavía está entendido bajo los términos de que el indio sólo tiene acceso a la educación occidental. El acceso y derecho a la educación de los pueblos indígenas está claramente definido en la Declaración de la Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI), cuyo artículo 14 señala que los pueblos indígenas tienen derecho a establecer y controlar su sistema docente en materia educativa, así como tener acceso a todos los niveles de educación impartidas por el Estado. Esto deviene en dos conflictos: la cualidad (no calidad) de los docentes, por un lado, y los límites de su autonomía por el otro.
En el caso de los docentes, no resulta fácil saber quiénes deberían tener el puesto de maestro, es decir, si éste debe ser indígena o una persona ajena a sus tradiciones. Si es ajeno, deberá aprender la cultura indígena en cuestión para poder comunicarse con ellos, lo que podría conducir, para algunos docentes, indigenizarse. Si es nativo, del mismo modo deberá aprender la cultura occidental porque, lamentablemente, los recursos brindados por parte del Estado para su educación están en lenguas modernas, es decir, sobre las ciencias de la tradición occidental. Esto porque no siempre existe una equivalencia de términos entre lenguas, de ahí el querer modernizar al indio.
Es por esta razón que la autonomía de los pueblos indígenas adquiere total relevancia, porque aún en muchos casos dependen de los recursos del Estado. Son autónomos, sí, mas no independientes. Los recursos financieros de los que disponen no están ceñidos por sus propias políticas o leyes, no tienen economía propia ni suficientes respaldos legislativos. Muchos jóvenes indígenas suspenden sus estudios por falta de recursos económicos o simplemente porque las condiciones marginadas a las que están sometidos les impiden continuar con los mismos, aunado a problemas de vivienda y salubridad.
El óbice de todo esto radica en que al Estado le cuesta aún más recursos fomentar la educación indígena porque, además de brindar instalaciones, también tiene que invertir en profesionistas bilingües, ya que, irremediablemente, los estándares educativos prevalecen bajo el sistema occidental. Dicho en otras palabras, un indígena, para ser reconocido académicamente, debe estudiar una licenciatura, ya que sólo así tiene mayores posibilidades de ingresar al campo laboral. No sólo recibir aprendizajes ancestrales, shamanismos, espiritismos o algún otro tipo de conocimiento ecléctico. Debe educarse con la idea de que la tierra es redonda, que gira alrededor de un sol y que, en caso de ser víctima de una injusticia, debe acudir a una institución competente, cuestiones, nuevamente, de una enseñanza occidental.

Se habla de ofrecer una educación de calidad para todos los sectores de la población. El acceso a la educación es un derecho constitucional, una garantía individual, pero la realidad es que la comunidad indígena aún padece los reveses de la discriminación y del aislamiento.


Aurelius

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