Presentación

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lunes, 21 de agosto de 2017

Don Quijote no muere



Don Quijote de la Mancha no muere al final del libro como parece señalarlo Cervantes. Tan no ha muerto que a más de 400 años de su nacimiento sigue cimbrando buenas conciencias y divirtiendo almas jóvenes. Sin atenernos a lo obvio, ¿dónde encontramos la muerte de Don Quijote? En ningún lado: muere Alonso Quijano el bueno, no Don Quijote de la Mancha, ni el Caballero de la Triste Figura, ni el fiel como ninguno amante de Dulcinea, mucho menos el amo de Sancho. Vamos, piénsalo detenidamente amigable lector. Aquel valeroso, enamorado, justo, brillante e increíble lector no muere. Quien así lo vea, está más loco que Don Quijote.

Cervantes no es tan vanidoso como para dejar vivo a su increíble personaje para lucir su insospechado ingenio; tampoco es un manco mezquino que quiera impedir la falsa y limitada imitación del valeroso personaje; ¿qué nos quiere decir al salvarle el pellejo a nuestro querido Quijote y sacrificar a su personaje Alonso Quijano? Porque una cosa es evidente, el bueno no es tan bueno como para salvarse de ser un personaje del ingenioso caballero. Lo has advertido bien, atento lector, Don Quijote es verdadero. Es verdadera su entrega por la justicia, el honor, el amor y todo lo bello de esta tierra. Su conversión en caballero andante no es nada menos que el inicio de su develación. Como todo caballero, no aparenta vestirse como uno, incluso es ridículo, él actúa buscando justicia. Aprende que es más difícil actuar con justicia de lo que parece, que el mundo está lleno de venteros miserables y canallas infames, pero también nos enseña que es mejor ser justo que injusto. Sólo el justo puede apreciar y disfrutar la amistad y el amor. Alonso el bueno tiene buenas intenciones, pero nada más. Sus discursos son tiernos, efectivos, lo suficiente para no apenar a sus familiares y hacerles creer que ha recobrado la cordura. El hombre justo, el caballero, no puede dejar a sus familiares preocupados. El honor de Don Quijote se conserva en lo público y en lo privado.

Analogía del buen cambio, inspiración de la justicia, ejemplo para los confundidos, refugio de los soñadores, divertimento de los risueños, Don Quijote de la Mancha sobrevivirá hasta al último hombre por la sencilla sinrazón de que presenta lo mejor del hombre. Su caballerosidad es tal que seguirá entregándonos lo que como lectores nos merezcamos.   

Fulladosa

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