Don Quijote de
la Mancha no muere al final del libro como parece señalarlo Cervantes. Tan no
ha muerto que a más de 400 años de su nacimiento sigue cimbrando buenas
conciencias y divirtiendo almas jóvenes. Sin atenernos a lo obvio, ¿dónde
encontramos la muerte de Don Quijote? En ningún lado: muere Alonso Quijano el
bueno, no Don Quijote de la Mancha, ni el Caballero de la Triste Figura, ni el
fiel como ninguno amante de Dulcinea, mucho menos el amo de Sancho. Vamos,
piénsalo detenidamente amigable lector. Aquel valeroso, enamorado, justo,
brillante e increíble lector no muere. Quien así lo vea, está más loco que Don
Quijote.
Cervantes no es
tan vanidoso como para dejar vivo a su increíble personaje para lucir su
insospechado ingenio; tampoco es un manco mezquino que quiera impedir la falsa
y limitada imitación del valeroso personaje; ¿qué nos quiere decir al salvarle
el pellejo a nuestro querido Quijote y sacrificar a su personaje Alonso
Quijano? Porque una cosa es evidente, el bueno no es tan bueno como para
salvarse de ser un personaje del ingenioso caballero. Lo has advertido bien,
atento lector, Don Quijote es verdadero. Es verdadera su entrega por la
justicia, el honor, el amor y todo lo bello de esta tierra. Su conversión en
caballero andante no es nada menos que el inicio de su develación. Como todo
caballero, no aparenta vestirse como uno, incluso es ridículo, él actúa
buscando justicia. Aprende que es más difícil actuar con justicia de lo que
parece, que el mundo está lleno de venteros miserables y canallas infames, pero
también nos enseña que es mejor ser justo que injusto. Sólo el justo puede
apreciar y disfrutar la amistad y el amor. Alonso el bueno tiene buenas
intenciones, pero nada más. Sus discursos son tiernos, efectivos, lo suficiente
para no apenar a sus familiares y hacerles creer que ha recobrado la cordura.
El hombre justo, el caballero, no puede dejar a sus familiares preocupados. El
honor de Don Quijote se conserva en lo público y en lo privado.
Analogía del
buen cambio, inspiración de la justicia, ejemplo para los confundidos, refugio
de los soñadores, divertimento de los risueños, Don Quijote de la Mancha
sobrevivirá hasta al último hombre por la sencilla sinrazón de que presenta lo
mejor del hombre. Su caballerosidad es tal que seguirá entregándonos lo que
como lectores nos merezcamos.
Fulladosa
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