Nací en un árbol frondoso,
rodeado de un cuerpo verde,
con él el hombre goloso
no me desea ni me muerde.
Me bajaron a la fuerza
para llevarme cargando
hasta dentro de una empresa
dónde propicio el trabajo.
No quise estar prisionero
en este lugar maldito,
más de pronto me cubrieron
del calor que necesito.
Con calor purificado
me sentí como algo nuevo.
Un sabor sofisticado
brotó, entonces, de mi cuerpo.
Al voltear vi una hermosura
que venía del mismo clima,
coqueta urgía a mi dulzura
a cantarle alguna rima.
Pronto nos enamoramos
y pedimos estar juntos:
los hombres que nos robaron
nos dieron pocos minutos.
Se sintió un calor inmenso
que a mí pronto me fundió
Asustada, me dio un beso
y en el beso a mí se unió.
Así nos hicimos uno
y el frío nos hizo más fuertes,
siendo como ninguno
no temimos a la muerte.
Nos vistieron bellamente
con un pétalo dorado
para embelesar la mente
de algún hombre enamorado.
Así acaba nuestra historia
llevando grandes placeres
a las bocas y memorias
de los hombres y mujeres.
Vivimos en los sabores
haciendo una hermosa tregua;
nuestro amor endulza amores
volviendo dulce la lengua.
Talio
No hay comentarios:
Publicar un comentario