Después de un día de trabajo
el sol se duerme en el monte
y a los que van cuesta abajo
el sendero les esconde.
No importa si hay un villano
oculto entre los arbustos,
el cansancio y el desgano
cuidan del villano oculto.
También los hombres honestos
buscan llegar al descanso,
con sus sudores expuestos,
con el dolor de sus brazos.
Llegarán a su aposento
donde su amada mujer
habrá de decirles cuentos,
mientras les da de comer.
Mujeres que todo el día
son el sol de su vivienda,
trabajan con alegría
aunque nadie las comprenda.
No descansan ni se cansan
de deshacerse al amar.
Todos los días se levantan
con intenciones de dar.
Dar y dar es el trabajo
del que siente gran amor.
Recibir es el trabajo
del hombre humilde y del sol.
Dar es eterna ternura,
es eterna donación.
En el dar es que perdura
para siempre el corazón.
Glauco
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