No supimos ponerle nombre al brillo
solar que llena todas las ventanas
de vistas coloridas y mañanas
coloreadas, sin verlo, de amarillo.
Un canario rechifla un estribillo
cuando ve centelleando la campana
de una torre en una iglesia cristiana
que llama a ser el oro del castillo.
Es fácil sonrojarse y estar triste;
es fácil ver el verde en todos lados;
es fácil ver los seres coloreados;
no es fácil ver que todo se reviste
de luces naturales y amarillas;
no es fácil poder ver las maravillas.
Glauco
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