Se me escapa la sonrisa
de una manera discreta,
entre mis labios se aprieta
como doncella sumisa
y se deshace de prisa.
Un son no llega a sonar
ni la boca llega a hablar.
La risa no se presenta
en el silencio. Se avienta
devolviéndose a la mar.
A las mar de mis entrañas
la risa vuelve y regresa
al faro de mi cabeza,
donde las ideas extrañas
con humor hacen hazañas.
En mi boca se desliza
y a mi vergüenza le avisa
que no exponga el corazón,
que entre la risa y el son
es mejor una sonrisa.
Glauco
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