Presentación

Presentación

viernes, 4 de octubre de 2024

Lo eterno de tu abrazo

 ¿Qué es el tiempo entre tus brazos? 
¿Dilatación del espacio?
¿Silencio de los mil pasos? 
¿Perennidad del “despacio”?

Envueltos por el vacío,
habitantes de la nada,
sin sudores y sin frío,
inquietud de la mirada…

Augurio del simple beso,
trozo de la expectativa,
indescriptible suceso,
unión de abajo y arriba…

Millar de aves en el pecho,
dueto agreste de la luna,
gato cantor en el techo,
válvulas vueltas laguna…

Dime, ¿qué es eso del tiempo
en tus brazos? ¿Es aliento? 
¿Es infinitud del cuerpo? 
Es lo que es. Es un momento.

Glauco

jueves, 3 de octubre de 2024

El terciopelo de octubre

 
El terciopelo de octubre
hace vaho en las mejillas;
da a las manos la costumbre
de amasar las maravillas
del viento vuelto calor.

Así florece la flor 
de hielo, del dulce beso,
del humo, del cundeamor.
El viento transita ileso
el otoño que lo cubre. 

Glauco

miércoles, 2 de octubre de 2024

La luz que me seduce

 
Quiero encontrar las llagas de tu boca
en el sabor complejo del futuro
que sabe y a saber más me provoca.

Imaginar tus besos es muy duro,
me sabe a desenfreno y a misterio,
me riega la poción del inseguro.

Padezco la oración del monasterio
cada vez que te siento entre mis labios;
eres la invitación al cementerio.

En el besar renacen los agravios
de la pasión que a todos nos consume
y viste de profundos a los sabios. 

Tu lengua se refresca en el perfume
de todos los amantes de la historia,
mas sólo en una boca se consume. 

Tú ilustras las nociones de la gloria
con un chopo labial, silente y breve,
eres mi beso sin escapatoria.

Por ti hay un solecito que se mueve
entre mis labios, con sus rayos labra 
los lirios de luminiscencia leve
que dejan en suspenso la palabra. 

Glauco

martes, 1 de octubre de 2024

La amalgama

 
¡Oh, corazón, de todos amalgama,
cómo es que traqueteas en cada ojo!
Cada ojo que te mira te derrama;
la lágrima es, al menos, un despojo. 

Llevas en ti la ira del judío
errante en la exegética escritura.
Navegas en el cauce de ese río
cambiante que en el cambio no perdura. 

¡Cual miles de cabellos das al viento
caricias olvidables y olvidadas!
Miles de vírgenes mordidas por el cruento
destino de pasiones olvidadas. 

Vuelo de un nacimiento retardado
en una casa enmohecida y muerta,
eres tú, corazón; tiempo bastardo
que te marchaste en la clepsidra abierta. 

La risa, la vergüenza, la inmundicia,
el nido y la deshonra de una dama,
la sed de la venganza, la caricia,
son lluvia que condensa la amalgama. 

Glauco