Presentación

Presentación

lunes, 30 de septiembre de 2024

Lo vergonzoso


La pena labra cristales
que al soplo se desvanecen. 
Entre amores genitales
los cristales palidecen,
del mal de los animales
gotas de instinto se mecen. 

El que se roba una rosa,
el que tortura un paisaje,
el que asesina una mosca,
el que destila un estanque…
Todos ellos se sonrojan
y aprenden a avergonzarse. 

Tímida flor que baila entre los dedos;
tímido “adiós” oculto en verborrea.
En lo confuso viven los enredos,
al parecer vienen con la marea.

Glauco


domingo, 29 de septiembre de 2024

Irracionales

 
En las heridas de un cuerpo maltrecho
está escondida una vida olvidada.
¿Qué desahuciada maldad habré hecho
para encontrarme perdido en la nada?

Prendo un cerillo y no miro la luz,
soy más consciente, nomás, de lo oscuro. 
¿Habré bajado a Jesús de su cruz
para engañarme con un buen futuro?

En el reflejo de un piso de mármol
miré un fantasma y quedé estupefacto
y una serpiente colgando de un árbol
dio a mis talones consciencia del acto. 

En la portada de mi diccionario
un juramento nació de mi mano. 
Sigo las letras de mi itinerario
igual que rechazo seguir a Abbagnano. 

Todo incoherente; todo desgraciado;
todo me disgusta y más lo perfecto. 
La rueda del tiempo ya no ha girado,
ando sobre ella igual que un insecto. 

Glauco

sábado, 28 de septiembre de 2024

Cuando estoy dormido

 
He aprendido del césped la verdura 
que amansa las caricias y suspira.
He aprendido del sol que se retira
el secreto del fuego que perdura. 

He aprendido de la tibia cintura
la danza incandescente que se pira.
He aprendido del canto que revira
a no sobre entenderme en la cordura. 

He aprendido del llanto las canciones
más bellas, más profundas, más calladas.
He aprendido el pretérito a las hadas

que tejen el mañana de ilusiones. 
He aprendido. Seis cosas he aprendido
y las sé sólo cuando estoy dormido. 

Glauco

viernes, 27 de septiembre de 2024

El volumen de mi verso

 
El volumen de mi verso
es alto en mi corazón:
un estridente universo,
secreto de confesión. 

El volumen de mi verso
es bajito en mi oración:
el pecado de un perverso,
vergüenza de una nación. 

El volumen de mi verso
es una justa porción
del inmundo mundo terso
e ingrato por vocación. 

El volumen de mi verso
es una inocua razón
del individuo diverso,
uno y todos: corazón. 

Glauco