Presentación

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sábado, 10 de diciembre de 2016

Grados de existencia



Grados de existencia
Cuando recordé que hoy tenía que escribir para el blog, creí que era conveniente hablar de un asusto muy próximo a esta fecha, es decir, sobre la Virgen de Guadalupe. Recordé que en la clase de Filosofía de México (o en México) II, debíamos entregar un ensayo final. A pesar de haber visto diversos temas, de los que, a mi parecer, eran más cercanos a la historia que a la filosofía, recurrí a un escrito de Fray Bartolomé de las Casas, que atañía la cuestión de la “virgen morena”. Sinceramente, no recuerdo muy bien en qué consistía dicho escrito, sin embargo, sé que hablaba sobre el posible mito con el que se sustentaba a tal divinidad. Se explicaba cómo se había cruzado tanto la ideología india como la española, las cuales habían creado una especie de veneración que cabía perfectamente para los propósitos de cada quien. Así, el texto continuaba, dando una serie de razones sobre la posible falsedad de nuestra adorada “madrecita”. Como en ese entonces me creía un ateo de hueso colorado, sin importar lo que escribiese sobre tal asunto, decidí escribir sobre ello. Las consecuencias al respecto fueron nulas, un escrito que pudo o no haber sido redactado, ya que su importancia era limitada o mejor dicho no existía.
Hoy nuevamente quise hablar sobre lo mismo, pero ¿quién soy yo para andar juzgado a un aspecto tan importante y que posee en sí mismo un sentido más allá de mis posibilidades de compresión? Si Bartolomé de las Casas no pudo demeritarla, ¿acaso yo puedo? Creo que las respuestas a estas dos preguntas están más que respondidas. No obstante, sólo quisiera comentar algo que, a la hora de volver a pensar sobre la cuestión en cometo, me hizo pensar en una imagen que tenía guardada en la memoria: sobre la existencia de las cosas. ¿Qué es la existencia? ¿Alguien se ha preguntado si existe o si sólo es un personaje ficticio como el de la nivola de Unamuno o como el de El mundo de Sofía? Ahora bien, si existimos ¿lo hacemos realmente? ¿Cómo estamos seguros de ello? Quizá sea obvio que existimos, pero ¿existimos de verdad, esto es, real y efectivamente? ¿Qué es lo verdadero y qué es lo que nos consta para que “eso” sea de manera efectiva? Tal vez Peter Parker tiene una existencia mayor que la de los cómics y de las caricaturas, e incluso sobre la de nosotros. “Tal vez” es una palabra que no corresponde a este último cuestionamiento, pues sería mentir al respecto, debido a que es probabilísimo que Parker tiene una existencia superior a todos nosotros, aun viviendo muchas vidas.
Asimismo, pienso en un capítulo de South Park en la que Kyle termina dando un discurso, donde concluye afirmando que Santa Claus o el Rey León, por ejemplo, poseen más existencia que todos nosotros, y digo, a su vez, que esta comedia tendrá más de interesante lo que nuestras limitadas vidas y mediáticos pensamientos podrán concebir y realizar. Por lo tanto, hay que seguir adorando a esa divinidad que “realmente existe, que hace milagros, que ha ayudado a tantos, y por la que se persigan aquellos que antes de quitarnos nuestras cosas piensan en ella. Además, cabe mencionar, y es algo de lo que estoy totalmente seguro, la existencia no depende de un Dios todopoderoso, que nos creó a su imagen y semejanza o como él quiso hacerlo, sino que la existencia depende de los otros, pues nuestra existencia está en el reconocimiento del otro, ya que si “el otro” no concibe que “yo” estoy vivo, que existo, que soy alguien, simplemente no existo, es decir, que no existo al menos para él; pero imaginemos que así fuese con cada uno de nosotros, es obvio que nadie existiría, ni en el grado más mínimo, como el de este escrito, pues si no es leído, no existe, ni nadie lo escribió…

Ínez Godin

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