Los campesinos duermen y despiertan
en un pueblo nocturno y matutino.
En su oreja dormida vibra el trino
de las aves que cantan y se alejan.
Las labores comienzan regulares
por las calles del pueblo desgarbado,
los lagos, las cocinas y el arado,
comienzan y transforman los lugares.
Es un pueblo fantasma que trabaja,
se convierte en un desfile matinal,
por amor de Dios, libre de todo mal.
El pueblo, lejos del mal, se alhaja.
Buen campesino y campesina buena;
sueñen o vigilen que el ave suena.
Talio
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