Podrán las lluvias de agosto llover
en todos lados donde hay cielo,
pero no podrán mojar adentro
de la nada, donde no habita el ser.
La lluvia es una y muchas por doquier
y es ninguna cuando se tiene techo.
Podrán las hojas del pirul veraniego
prepararse para padecer la caída
que el otoño, con desasosiego,
le prepara según el ciclo de la vida.
Las hojas mueren y caen al suelo
volviéndose alimento para la semilla.
Podrán los hervores del can mayor
llenar todos los violentos corazones,
secar el riachuelo y secar la flor,
secar las alegrías y los dolores.
El hervor de la canícula es del sol
una joya brillante, don de dones.
Podrán los imposibles ser posibles
con un poco de ayuda de un milagro
asombroso: maravillas inasibles
de un otoño viviendo en el verano.
Lo imposible se vuelve accesible
ante la experiencia de lo humano.
Podrán todos los hombres ser bestiales
en las noches y ser finos en los días.
Sus cambios son reformas magistrales
en la naturaleza de sus vidas.
La fiereza es para los marginales
que de día y de noche sienten alegría.
Podrán las damas no sentir deseo
ante los niños provocadores
que en la desnudez de un nuevo encuentro
se van retransformando en varones.
Las damas aman en el aposento
todo lo que se oculta en las razones.
Podrán los hombres fieles ya no serlo,
buscando en otras casas alimento,
pero se encontrarán con el desprecio
de su debilidad y su silencio.
La fidelidad y el desenfreno
han peleado desde su nacimiento.
Podrán los mares volverse tormentas
y llover sobre el orbe sin mojarlo.
Se moja la gente y el sol calienta,
la seca y la revive, la quiere tanto.
Los mares y tormentas siempre se enfrentan
en un lugar etéreo llamado espacio.
Podrán las sociedades sumergirse en la guerra,
meterse con el hambre y bailar con la muerte
una danza pagana que a la vida se aferra
mientras en ésta misma se propaga la peste.
Las sociedades viven marchitas en la tierra,
abandonadas entre su destino y su suerte.
Podrán todos los seres compartir sus poderes
y poder hacer todo cuanto sus manos pueden.
El poder es la prueba de que existen los seres
y que en esa existencia encuentran sus quehaceres.
Los seres pueden ser lo que ellos quieren
siempre que sepan lo que el poder requiere.
Talio
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