Como sal en la mesa
se aparece y se derrama
el sudor. Se me atiesa
el pudor ante esa dama
que con sabor empieza
a destender la cama.
Se hinca e hincada reza
por la noche que espera
sea mágica, sea la pieza
clave, sea la manera
de abrirse a la cabeza
deseosa de loquera.
Reza por sentir tanto
placer que cause locura,
que cause miedo y espanto
en el hombre que dura
fuerte y no ve cuánto
le queda lejos la llanura.
Talio
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