(Homenaje a Miguel Hernández y a mi amor)
No me lastima el rayo que no cesa
la fiereza que ruge en mis adentros,
ni la fragua encendida todo el tiempo
y el metal brilla rojo cual cereza.
No hay herida que deje el alma lesa
derramando sus pobres pensamientos
mientras sana el amor sus sentimientos
y se hincha completo de belleza.
Ese rayo acaricia mi mirada,
protegiendo mis besos y mi cara
y dejando mis miedos escondidos.
Ese rayo me arranca de la nada,
me enseña lo que el mundo me depara
y me arranca el corazón en mis suspiros.
Glauco
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