Palomitas de maíz y frituras;
un pastel, un bizcocho, una rosquilla;
pan francés con un poco de morcilla;
frutas y granos y también verduras.
No hay en el cuerpo ninguna muralla
protectora de lo que hay en el mundo.
Un abismo hay aquí y es profundo;
el estómago se llena y nunca estalla.
El alma no conoce saciedad
ni término ni fin, es infinita
el hambre que la toma y que la habita.
El hambre no es de bien ni de verdad,
es muerte que la sensación anula
y deja el corazón lleno de gula.
Glauco
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