No sé si es un sollozo o un gemido
lo que sale del fondo de tu boca,
destruye y reconstruye lo que toca
con sus garras de ciervo consumido.
Mi querer como a nadie te ha querido,
y en quererte con mil besos te evoca.
Evocándote, amor, te volvió loca
y es así que la herida te ha dolido.
Maldigo a mi silencio y a mi ruido
que tanto daño hicieron a tu vida,
dejándola en el fuego de la herida.
Le llamo con amor a tu latido,
para que el fuego lleve la encendida
llama vital que te hace mi querida.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario